La arquidiócesis católica más grande de Estados Unidos, la de Los Angeles, hizo un acuerdo para dar casi 60 millones e dólares a 45 víctimas de abuso sexual a cambio de evitar un juicio, que hubiera destapado una terrible cloaca y hubiera costado más a la iglesia católica en daños a su imagen pública. El número de sacerdotes implicados fue de 22... Este es el segundo acuerdo más grande su tipo en este tipo de arreglos. Y desde 195o, los indeminizaciones a víctimas de abuso sexual a manos de sacerdotes católicos le han costado a la iglesia mil quinientos millones de dólares. Varias diócesis se han declado en quiebra, desde que en 2002 la arquidiócesis de Boston fue la primera en recibir acusaciones de encubrimiento a sacerdotes pederastas. El arzobispo de Boston, Bernard Law, tuvo que ser removido por Juan Pablo II ante la imparable ira de los fieles al comprobar que encubrió a decenas de depredadores sexuales detrás de las columnas eclesiales; hasta su muerte el Papa nunca pidió disculpas a los niños víctimas. El hoy Papa Benedicto XVI además ordenó a los obispos no entregar los sacerdotes a la justicia civil, sino esconderlos. El Cardenal Law vive ahora tranquilo en un departamento palaciego en Roma y oficia misa en Santa María La Mayor. La pregunta es: ¿quienes fueron los verdaderos encubridores de toda esta podredumbre? ¿Quiénes sacrificaron a cientos, miles de niños en nombre del qué dirán? Tienen nombre y apellido, y por desgracia, uno de ellos gobierna a la iglesia católica.
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