El prestigiado corresponsal del National Catholic Reporter, John Allen, escribe hoy desde Roma una editorial sobre la instrucción de Ratzinger que prohíbe a gays en los seminarios. Y explica porqué la hipocresia es la norma en la Iglesia Católica, y no la excepción:
"THE forthcoming Vatican document on gays in seminaries will unleash a wrenching debate about Catholicism and homosexuality, but one thing it is certain not to mean is that in the future there will be no gays in the priesthood. The continued presence of gays in the priesthood will be the product not just of difficulties in enforcement, or the dishonesty of potential candidates, but also of design...."
Allen dice que el Vaticano prohibera en leyes pero para no cumplirlas, al estilo italiano. La hipocresia latina como norma. Pero Andrew Sullivan va más allá de la pura retórica teórica y llega al mundo real, donde indica un artículo del Boston Globe sobre un grupo de 300 fieles defiende a su sacerdote, que ha sido atacado por la jerarquía por ser honesto en el manejo de las finanzas de su parroquia, algo que a sus superiores parece no gustarles. El diario afirma que parece que la arquidiócesis parece cobrarse actos del sacerdote, como el que se pronunció en homilías en contra de prohibir el derecho de gays a casarse y por cuestionar el magisterio sobre su visión de las mujeres... La hipocresia como norma es la regla de la Iglesia Católica, y quien desee ser sacerdote no tendrá más que acatar o ser callado, como este sacerdote en Boston.
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