Un super interesante artículo en Le Monde publica lo que muchos amantes de la ciencia ya intuíamos: los milagros, existen, pero son los que la ciencia ha podido producir. Un pequeño ejemplo: yo doy gracias de vivir ahora y que existan dentistas. Imaginénse los suplicios que ha vivido la gran mayoría de la humanidad a lo largo de la historia. Por eso el caso del Santuario de Lourdes, en Francia, ilustra como el negocio de la iglesia católica termina, cuando la verdad deja de ser propiedad de ella. Y como ya no hay milagros, claro, el negocio puede terminar, y por eso ahora el obispo de Lourdes, Monseñor Perrier - sí, así se llama - quiere que la iglesia aligere la definición de "milagro". Digo, ¿qué haría él con menos euros verdad?
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