Hoy salí de una seminario que tomo en la UNAM y tomé un camión que me llevaría al Colegio de México. Un camino de media hora. Me senté y cerca de mí se sentaron dos chicas de Secundaria (pública), con todos y sus uniformes que no han cambiado en muchos años.
Su charla era deprimente: sobre amigos metidos en tráfico de drogas o que se dedican a pintar grafitti en el Periférico, sobre la corrupción de la policía que los detiene pero les quita su dinero, sobre los dealers que los golpean porque se quedaron estos chicos sin dinero, y sobre como al final uno de los chicos desapareció. Se fue "a la verga" como dijo una de las chicas.... Todo como una charla casual, para la salida de la escuela... Su mamá, amigos lo han buscado, pero nadie lo ha encontrado.
Me sentí viejo, cuando yo iba en secundaria (y estuve en una pública), nada de ésto sucedía. El estado de la juventud ha cambiado mucho en menos de 30 años, y mucho para peor. Ahhh, y las chicas comentaron que hace días fueron a la escuela pero no hubo clases... Sin ese refugio que a duras penas es hoy la escuela, qué es de las y los jóvenes? La fragilidad se notaba en su diálogo. Una de ellas dijo: ya voy a trabajar, me voy a meter al Chedraui. Espero no deje de estudiar, porque la cuerda se rompe por lo más delgado, y si ella y sus amigas dejan de estudiar ya nos llevó la fregada.
Me bajé del camión, y las chicas siguieron su camino. Son fuertes, pero espero no dejen de serlo...
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1 comentario:
Que triste realidad.
La verdad es que sí, la juventud de ahora tiene muchos bemoles y no dudo que la nuestra en relación con la de nuestros adultos pareciera similar; pero pienso que la violencia se ha disparado a niveles bastante altos en poco tiempo. Lo malo es que solo es la violencia lo que aumenta, porque las intenciones de seguir estudiando y superándose están en el mismo sitio.
Laura
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