Ayer el debate en torno al derecho al matrimonio para ciudadanos del mismo sexo calentó como nunca al Congreso de Massachussetts. La Constitución del Estado es la más antigua de todo Estados Unidos (1780), y es más más, fue el modelo del cual se diseño la del propio país. Es por ello altamente simbolico que Massachussetts sea quizá el Estado que legalice por primera vez el acceso al matriomonio para todos. Sería la versión siglo 21 de la famosa "tea party", el famoso acto simbolico que desató la independencia de las trece colonias de Inglaterra. En este caso sería un acto por la independencia, la libertad de una minoría oprimida en sus derechos, y en la búsqueda de su felicidad.
Así lo entendió la Senadora Dianne Wilkerson, demócrata de Boston, y descendiente de esclavos negros.
Ella dió el mensaje más vocal quizá en contra del deseo de algunos senadores por enmendar la Constitución del Estado prohíbiendo la unión civil de ciudadanos del mismo sexo. El Boston Globe reporta:
"Opponents rooted their arguments in the constitution's guarantee of every citizen's right to life, liberty and the pursuit of happiness. Sen. Dianne Wilkerson, D-Boston, drew upon her experience as a black woman growing up in Arkansas, where the public hospital did not allow her mother to deliver her children.
"I know the pain of being less than equal and I cannot and will not impose that status on anyone else," a teary-eyed Wilkerson said. "I was but one generation removed from an existence in slavery. I could not in good conscience ever vote to send anyone to that place from which my family fled."
La libertad es un bien precioso. El problema es que sido el monopolio de una élite, un grupo temeroso que piensa que al tenerla solo para éste, no se agotará. Lo que no se ha dado cuenta es que la libertad no es propiedad de nadie, y entre más circula en la sociedad, más libres son todos.
jueves, febrero 12, 2004
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