Tuve un fin de semana intenso. Una gran amiga mía fue mi guía hacia los laberintos en los que me metí estos días, y de los que creo aún no he salido por completo.
Fue un fin muy social, en donde ví amistades viejas y nuevas. Una de ellas, era una chica que estudió en el ESDAI y que estaba muy cercana al Opus Dei. Linda e inteligente como siempre la encontré. Pero ahora se llama así misma no conservadora, estudia muy contenta en la UAM y me dijo... "me dí cuenta que soy liberal y que puedo tener un amigo maricón". A lo que sonreí y recordé la frase de un conocido que decía que era tan tolerante que hasta podía tener amigos negros...
Una noche previa a esa charla, en una cena con amigos que trabajan en derechos humanos, una de mis amigas me dijo que ella no tendría problemas en abortar si tuviera un niño al que detectaran sindrome de Down... Y pensar que el primer derecho humano es el derecho a vivir. Me pregunté entonces qué pasaría si le detectaran el gen de la surdez... ¿igual lo abortaría?
A veces pienso que mis amigos de izquierda y de derecha no saben cuanto se parecen en el fondo. La premisa basica es decidir a nombre de los demás, y siempre a nombre de la felicidad o del bien común. Quizá lo único que necesitamos los ciudadanos simples y comunes es solo una cosa: que las élites, sean amarillas, azules o x, nos dejen solos.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario