Este antiquísimo precepto mágico que conecta al cielo y la tierra, a lo grande y a lo pequeño se verá hoy muy fuertemente representado, y todos éstos días, hasta que el Discovery regrese. Esta conexión tiene siglos, o más bien milenios, pero pocos la conocen, ya que como bien recuerda Adachi en su blog de ayer, la naturaleza del Grial (y todo lo realmente valioso) es la de no ser reconocido a simple vista.
Hace pocos días hablamos del transfondo mágico de la unión del Discovery y la Estación Espacial Internacional, que se asemejaba gracias a muchos símbolos de la misma NASA a la cópula de Isis y Osiris, la pareja sagrada del Antiguo Egipto.
Hoy es 6 de agosto, día en que cada año se realiza el mismo ritual pero ahora en la ciudad dedicada a la antigua diosa Isis: París.
Desde 1665, sabios de toda Europa y Francia, en especial André Le Notre, planeaban diseñar París para honrar a su diosa patrona. Y en esta tarea era de vital importancia el diseño del eje central de la ciudad. Este corre hoy desde el Louvre, donde pasa al oeste por la cuspide la Gran Pirámide instalada en el Patio de Napoleón en 1989 y luego por el centro del Arco del Carrusel. En este punto algo inusual sucede - y es el resultado del trabajo de Le Notre hace cuatro siglos.
En lugar de extenderse de extenderse el eje al oeste, éste se desvia unos pocos grados al norte, de tal manera que hoy corre precisamente 26° de norte a oeste. A primera vista parece que el arquitecto deseaba alinear los jardines de la Tuillerias con el Sena, pero... ¿porqué precisamente 26 y no 25 o 27 grados? No fue por capricho. Unos pocos metros río abajo está la Catedral de Notre Dame, que posee una desviación en su eje central de 26° norte oeste. Desviación diseñada siglos antes a que Le Notre naciera... La clave, como en todo gran monumento mágico, es el cielo, y en este caso el sol.
El sol cambia de posición no sólo en el día, sino durante el año, siendo así un preciso reloj sideral. El ángulo de 26° representa el movimiento pendular del sol sobre el horizonte de París en un preciso día del año. ¿Cuál día? Resulta que sólo dos días al año alguien en Notre Dame vería en la dirección norte oeste a 26° el sol, el 8 de mayo y el 6 de agosto, ambas fechas importantes en los festivales religiosos católicos. La primera es el día de San Miguel de la Primavera. La segunda fecha, marca la Transfiguración de Cristo, fiesta análoga a la del Sol Invicto y la de Rey Solar en muchas tradiciones.
Le Notre conocía el simbolismo solar ligado a la desviación de 26°, pero él tenía en mente otro además. Aparte de ser una capital solar, París estaba destinada a ser una capital cósmica. Para lograrlo había que ligarla no con cualquier estrella, sino con la estrella más brillantes del hemisferio norte, y a la vez la estrella regente de la diosa Isis: Sirio. Y es que el 6 de agosto Sirio se alinea con el sol para levantarse en el cielo. Y... antes que la Notre Dame fuera levantada, en su lugar existía un Iseum, un templo romano dedicado a Isis.
Así que hoy se puede ver al sol y a Sirio pasando por el gran eje de la Ciudad Luz, de Notre Dame (1163) a la Grande Arche de la Fraternité (1989). Este eje es también la famosa Línea Rosa popularizada por el Código da Vinci recientemente, el primer meridiano central para medir el tiempo universal, antes que Greenwich. Hasta tours sa hacen ahora para conocer la ciudad según el libro.
Pero... ¿qué tiene que ver París ( y su peculiar diseño) con lo que sucede ahora con el Discovery? Digamos que el regreso del Discovery significa una apuest: si regresa es que la magia de Isis aún es fuerte (no casualmente el nombre de la Comandante, Eileen Collins significa luz en griego) pero si algo falla, digamos que Set, el gran enemigo de Isis y Osiris, tiene planes diferentes... y hay muchos hoy en el mundo que inconciente - o concientemente - son seguidores de Set.
Hace pocos días hablamos del transfondo mágico de la unión del Discovery y la Estación Espacial Internacional, que se asemejaba gracias a muchos símbolos de la misma NASA a la cópula de Isis y Osiris, la pareja sagrada del Antiguo Egipto.
Hoy es 6 de agosto, día en que cada año se realiza el mismo ritual pero ahora en la ciudad dedicada a la antigua diosa Isis: París.
Desde 1665, sabios de toda Europa y Francia, en especial André Le Notre, planeaban diseñar París para honrar a su diosa patrona. Y en esta tarea era de vital importancia el diseño del eje central de la ciudad. Este corre hoy desde el Louvre, donde pasa al oeste por la cuspide la Gran Pirámide instalada en el Patio de Napoleón en 1989 y luego por el centro del Arco del Carrusel. En este punto algo inusual sucede - y es el resultado del trabajo de Le Notre hace cuatro siglos.
En lugar de extenderse de extenderse el eje al oeste, éste se desvia unos pocos grados al norte, de tal manera que hoy corre precisamente 26° de norte a oeste. A primera vista parece que el arquitecto deseaba alinear los jardines de la Tuillerias con el Sena, pero... ¿porqué precisamente 26 y no 25 o 27 grados? No fue por capricho. Unos pocos metros río abajo está la Catedral de Notre Dame, que posee una desviación en su eje central de 26° norte oeste. Desviación diseñada siglos antes a que Le Notre naciera... La clave, como en todo gran monumento mágico, es el cielo, y en este caso el sol.
El sol cambia de posición no sólo en el día, sino durante el año, siendo así un preciso reloj sideral. El ángulo de 26° representa el movimiento pendular del sol sobre el horizonte de París en un preciso día del año. ¿Cuál día? Resulta que sólo dos días al año alguien en Notre Dame vería en la dirección norte oeste a 26° el sol, el 8 de mayo y el 6 de agosto, ambas fechas importantes en los festivales religiosos católicos. La primera es el día de San Miguel de la Primavera. La segunda fecha, marca la Transfiguración de Cristo, fiesta análoga a la del Sol Invicto y la de Rey Solar en muchas tradiciones.
Le Notre conocía el simbolismo solar ligado a la desviación de 26°, pero él tenía en mente otro además. Aparte de ser una capital solar, París estaba destinada a ser una capital cósmica. Para lograrlo había que ligarla no con cualquier estrella, sino con la estrella más brillantes del hemisferio norte, y a la vez la estrella regente de la diosa Isis: Sirio. Y es que el 6 de agosto Sirio se alinea con el sol para levantarse en el cielo. Y... antes que la Notre Dame fuera levantada, en su lugar existía un Iseum, un templo romano dedicado a Isis.
Así que hoy se puede ver al sol y a Sirio pasando por el gran eje de la Ciudad Luz, de Notre Dame (1163) a la Grande Arche de la Fraternité (1989). Este eje es también la famosa Línea Rosa popularizada por el Código da Vinci recientemente, el primer meridiano central para medir el tiempo universal, antes que Greenwich. Hasta tours sa hacen ahora para conocer la ciudad según el libro.
Pero... ¿qué tiene que ver París ( y su peculiar diseño) con lo que sucede ahora con el Discovery? Digamos que el regreso del Discovery significa una apuest: si regresa es que la magia de Isis aún es fuerte (no casualmente el nombre de la Comandante, Eileen Collins significa luz en griego) pero si algo falla, digamos que Set, el gran enemigo de Isis y Osiris, tiene planes diferentes... y hay muchos hoy en el mundo que inconciente - o concientemente - son seguidores de Set.
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