viernes, abril 06, 2007

La iglesia católica supera su doble moral en semana santa

¿Qué es la última cena? Fue una celebración, un espacio y tiempo donde Jesús compartió el pan con los otros, sin pedirles antes un examen de pureza. Sabía que Judás lo traicionaría, que Pedro mentiría, y aún así estaban en esa cena. No le preocupaba si esos hombres - y seguramente mujeres - fueran de origen humilde, no supieran leer o tuvieran miedo en la lancha en el mar de Tiberiades. Jesús sabía que los humanos eran fragiles, y así los amaba. Amaba su fortaleza, que a pesar de todas sus dificultades, buscaban sobre todas las cosas el amor, y celebrarlo, junto con el hecho de comer y tomar vino. Por ello no extraña que el primer milagro que hiciera fuera - a instancias de una mujer, su madre - y fuera convertir el agua en vino. Es una operación alquimica, que Jesús deseaba que nosotros a su vez copiaramos, emularamos en nuestras vidas. El no quería que fueramos judíos, o católicos o cualquiera otra etiqueta. El lo que quería es que dejaramos de estar dormidos y despertaramos. Que vieramos que valiamos, más allá de privilegios terrenales, sino por tener almas hechas a la imagen de Dios. Y que podíamos transformar la pena en alegría, el odio en amor, el dolor en esperanza. Lo triste es que parece que quienes dicen hablar hoy por él hacen exactamente lo opuesto, al tratar de convertir el amor en odio, y la esperanza en dolor.

In this photo provided by Jennifer Ottinger, Lynne Huskinson, left, and her spouse Leah Vader pose for a photo in June 2006, in Gillette, Wyo.Soon after the couple sent a letter  to their state legislator decrying a Wyoming bill that would deny recognition of same-sex marriages, and giving the local paper an interview, the couple received a notice from their Roman Catholic parish church telling them they have been barred from receiving Communion. (AP Photo/Jennifer Ottinger)
AP Photo: In this photo provided by Jennifer Ottinger, Lynne Huskinson, left, and her spouse Leah Vader


Por primera vez en la historia de Estados Unidos, y quizá de toda la iglesia católica, un sacerdote envío por escrito a una pareja de Gillette, Wyoming, que iba a su parroquia la notificación de que estaba excomulgada. ¿Porqué? Por ser una pareja de mujeres que se casó en Canadá. Así está escrita la carta a la pareja:

"It is with a heavy heart, in obedience to the instruction of Bishop David Ricken, that I must inform you that, because of your union and your public advocacy of same-sex unions, that you are unable to receive Communion."

¿Qué es lo que más molestó al obispo Ricken? Que esas dos mujeres no mantuvieran su relación en secreto, que no vivieran en el clóset, que no tuvieran miedo de amarse en público, de convertir el agua en vino...

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