El domingo pasado fue el Día de la Tierra, ocasión para recordar que no somos la única especie en este mundo, y a pesar de que nuestra ciencia nos vanaglorie tanto no seríamos nada sin los animales y las plantas. Y nuestro consumo, especialmente de energía, está cambiando el clima, y estas turbinas alimentadas con el viento pueden ser parte de la solución. España espera poner muchas en sus costas, y México está poniendo muchas en La Ventosa, en Oaxaca. Ahora si solo dejaramos de darle ciega obediencia a Greenpeace e invirtieramos en plantas nucleares de última generación, bajariamos nuestras emisiones de CO2 brutalmente. Ojalá, que el clima de la Tierra no espera más...
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