Para las mujeres ricas que pueden sobornar a médicos privados o irse a Estados Unidos, pero para las mujeres pobres que deciden abortar, les espera un procedimiento insalubre y que pone en riesgo su vida. ¿Eso queremos que siga sucediendo con la penalización? Los tribunales y las policías no tienen nada que hacer con los uteros de las mujeres. Lo que en este caso debe reinar es la libre conciencia de cada mujer, y el respeto del Estado a esa decisión.
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