
El documento afirma que esas personas por tener esa inclinación no cometen un pecado, pero no deben decirle a otros que no sean sus familias y amigos cercanos que las tienen, y menos actuar sobre su inclinación.
En otras palabras: quedénse en el closet y no tengan sexo - en toda su vida.
La nueva directiva dice que no hay que discriminarlos, pero que si actuan sobre sus inclinaciones, se les puede negar la comunión.
Afirma el Obispo Arthur Serratelli: "Porque los actos homosexuales no completan los fines naturales de la sexualidad humana nunca son moralmente aceptables. Así, estos actos no pueden llevar a una verdadera felicidad humana."
Mientras tanto, los Obispos declaran bancarrota en algunas de sus diocesis para no pagar indemnizaciones a víctimas de abusos sexuales hechos por sacerdotes.
Cuanta falta hace el Sermón de la Montaña... y ojalá el obispo Serratelli recuerde a Mateo 12: 36
(vía Towleroad)
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