viernes, septiembre 19, 2008

Judíos, musulmanes y cristianos se unen... para salvar sus barbas


Bomberos de Washington D.C. no están de acuerdo con una orden de su departamento que pide dejen de usar barba por razones de seguridad en el uso de marcarillas, y actuaron ejerciendo una demanda contra la ciudad, argumentando discriminación religiosa. Han ganado en primera instancia, pero el gobierno ha apelado...

Creo deben ganar, pero no por el argumento en cuestión. La ciudad ordena una política de vestimenta, pero no por discriminación religiosa, sino por razones de salud. El argumento religioso es exagerado por los quejosos creo yo, pero sí existe otra discriminación, y es por imagen corporal, un concepto que crece cada día más. Muchas empresas han sido demandadas por no contratar personas obesas o mayores de 40 años. El ejército mexicano y algunos departamentos de policía (como la de la Ciudad de México) no contratan a hombres con aretes, piercings o tatuajes, sin ninguna razón lógica. Un tatuaje a veces ni siquiera es visible, y un arete o piercing se puede quitar. Lo que los bomberos de DC y el ejército mexicano buscan no es solo un recurso humano, sino uno con una imagen pública uniforme. Esa premisa se usaba antes para no admitir a hombres negros al ejército de Estados Unidos, a gays en el ejército británico (ya los admite) o a mujeres en posiciones altas de liderazgo en el ejército mexicano. La uniformidad - que no la igualdad - como ideal. El cuerpo como un texto con una sola letra, el cuerpo como campo de batalla de narrativas de poder.

Afortundamente la igualdad empieza a crecer: ya hay más mujeres en posiciones altas en el ejército mexicano, ya hay hombres negros en el ejército estadounidense y ya hay hombres abiertamente gays en el ejército de varios países, como Israel o España. Pero falta aún mucho más.

Espero los bomberos de DC ganen su caso, pero que sea porque son buenos y usar barba no es impedimiento para su labor, y quiten ese tonto argumento de discriminación religiosa. Ojalá musulmanes, judíos y cristianos se unan, pero no para defender sus barbas, sino para luchar contra el fundamentalismo en sus religiones.


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