¿Creen que eso sucede en México? No, es David Brooks lamentando el pobre estado intelectual del partido republicano en Estados Unidos. Y es que los conservadores gringos están sin brujula después de su derrota ante Obama. No entienden la postmodernidad y sus valores post materiales - deberían leer al agudo sociólogo Ronald Inglehart para entender la profundidad del cambio social actual. El lo ha estudiado desde hace 40 años con su encuesta mundial de valores, y ha observado como muchas sociedades, como la mexicana, han pasado de ser tradicionalistas, a muy postmodernas.
Los panistas lamentarán su escasez de ideas también, pero eso sucederá después del 5 de julio, cuando pierdan la elección intermedio de la Cámara de Diputados. La gente se está cansando de políticas conservadoras en México y lo revelan las encuestas. La gente alaba que Calderón luche contra el narco, pero no quiere una guerra eterna. En una encuestra reciente de Consulta Mitofsky la ciudadanía afirmó de forma creciente conocer familiares con adicciones. Lo malo es que el gobierno ve a esos adictos como delincuentes y no como enfermos. La gente no tiene problemas con que Calderón sea católico, pero no quiere políticas PUBLICAS católicas. De ahí la debacle del gobernador de Jalisco con su regalo de millones de pesos a la iglesia católica para construir un gran templo - con dinero público claro. La gente quiere que el gobierno la asista en su vida, no quiere que el gobierno defina su vida. Por ello es difícil entender porqué el presidente me puso a dar clase de moral hablando contra el derecho al divorcio en el congreso de familias organizado por la jerarquía católica en enero. Es peligroso que el gobierno se meta a definir la moral privada de sus ciudadanos, y más en temas intimos. Pareciera que Calderón cree que los mexicanos y mexicanas somos menores de edad en muchos temas. Y sus políticas públicas no ayudan: ¿Por qué el responsable del Consejo Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas no ha impulsado que la reforma de la ley federal del trabajo penalice la discriminación por raza? ¿Por qué la Secretaría de Energía sigue amarrada a las energías fosiles y no ha impulsado - como lo hace ahora Obama - incentivos fiscales para una nueva economía basada en la energía solar, en un país de sol? ¿Por qué el gobierno federal sigue pagando millones en licencias a Microsoft en lugar de apoyar el desarrollo del software libre con programadores mexicanos? La derecha vive una crisis, pero en el fondo, es una terrible crisis de imaginación, impulsada por como dicen muchos analistas por un miedo a gobernar. Y es que las raíces de la derecha mexicana vienen del catolicismo beligerante, un catolicismo fundamentalista que solo ve buenos y malos, blanco y negro. Eso funciona para mentes simples, pero en un mundo complejo, postmoderno, el miedo fundamentalista no sirve para gobernar. Y cuando ven que su viejo paradigma de catecismo no funciona, el miedo los paraliza - y dejan de pensar. Y dejar de pensar con calma en épocas de crisis es paso previo a la debacle.
Los panistas lamentarán su escasez de ideas también, pero eso sucederá después del 5 de julio, cuando pierdan la elección intermedio de la Cámara de Diputados. La gente se está cansando de políticas conservadoras en México y lo revelan las encuestas. La gente alaba que Calderón luche contra el narco, pero no quiere una guerra eterna. En una encuestra reciente de Consulta Mitofsky la ciudadanía afirmó de forma creciente conocer familiares con adicciones. Lo malo es que el gobierno ve a esos adictos como delincuentes y no como enfermos. La gente no tiene problemas con que Calderón sea católico, pero no quiere políticas PUBLICAS católicas. De ahí la debacle del gobernador de Jalisco con su regalo de millones de pesos a la iglesia católica para construir un gran templo - con dinero público claro. La gente quiere que el gobierno la asista en su vida, no quiere que el gobierno defina su vida. Por ello es difícil entender porqué el presidente me puso a dar clase de moral hablando contra el derecho al divorcio en el congreso de familias organizado por la jerarquía católica en enero. Es peligroso que el gobierno se meta a definir la moral privada de sus ciudadanos, y más en temas intimos. Pareciera que Calderón cree que los mexicanos y mexicanas somos menores de edad en muchos temas. Y sus políticas públicas no ayudan: ¿Por qué el responsable del Consejo Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas no ha impulsado que la reforma de la ley federal del trabajo penalice la discriminación por raza? ¿Por qué la Secretaría de Energía sigue amarrada a las energías fosiles y no ha impulsado - como lo hace ahora Obama - incentivos fiscales para una nueva economía basada en la energía solar, en un país de sol? ¿Por qué el gobierno federal sigue pagando millones en licencias a Microsoft en lugar de apoyar el desarrollo del software libre con programadores mexicanos? La derecha vive una crisis, pero en el fondo, es una terrible crisis de imaginación, impulsada por como dicen muchos analistas por un miedo a gobernar. Y es que las raíces de la derecha mexicana vienen del catolicismo beligerante, un catolicismo fundamentalista que solo ve buenos y malos, blanco y negro. Eso funciona para mentes simples, pero en un mundo complejo, postmoderno, el miedo fundamentalista no sirve para gobernar. Y cuando ven que su viejo paradigma de catecismo no funciona, el miedo los paraliza - y dejan de pensar. Y dejar de pensar con calma en épocas de crisis es paso previo a la debacle.
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