La razón tiene hoy nombre y apellido: Joseph Ratzinger. Sí, la iglesia católica tiene ya una larga historia de cerrazón intelectual y de miedo al mundo, pero estos se han encarnado en un hombre que realmente deja mucho que desear de su emulación hacia Jesucristo. Andrew Sullivan comenta sobre lo dicho ayer por Benedicto XVI contra las parejas gays que se desean casar:
"I'm waiting to read the full context of the Pope's remarks decrying the possibility of a gay couple committing to each other as "anarchy." But at first blush, I would think that "anarchy" would better describe a world in which gay people have no context for their relationships, no social support for connecting sex with love, no chance of being fully a part of their own families. But I'm hardly surprised by the inflammatory rhetoric or the contempt for modernity and for human freedom voiced by this Pope. We knew what we were getting. Is he persuasive? Well, for that he would need an argument, an engagement with the social forces that have propelled gay relationships to the forefront of contemporary debate. Easier to pontificate and condemn. And he sure knows how to do both of those. Meanwhile, Europe continues to ignore him. Close to 60 percent of the Swiss just voted to allow gay couples to have most of the rights and responsibilities of civil marriage. If I'd stayed in Britain, I'd only have to wait a few months for full legal marriage rights. Maybe if the Pope voiced a little more charity and listened a tiny bit more, more people would listen back."
Sí, los suizos votaron por igualar los derechos de las parejas heterosexuales con las homosexuales. España hará lo msmo este verano, y luego en diciembre el Reino Unido. Nueva Zelanda ya lo hizo esta primavera. Y hablamos sólo de 2005... El movimiento por la dignidad humana empezó hace dos siglos cuando se abolió la esclavitud, y ha caminado dandole derechos a las mujeres y combatiendo el racismo. Hoy ese movimiento - a pesar de la traición que hace Roma al mensaje de Jesús - no parece tener ganas de pararse. Quizá como decían, hoy se ve que vox populi, vox dei: la voz de la gente es la voz de Dios. Porque la Iglesia - y menos el Papa - y Dios, no son lo mismo...
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