Durante miles de años la Iglesia Católica aprobó la persecución a los judíos. Muchos antisemitas usaban es más, textos del Nuevo Testamento para justificarla. Eso sucedió hasta los 1960s, cuando algunas voces empezaron a poner en tela de juicio esos argumentos. Lo mismo sucede ahora con la tradición que dice que sólo los varones pueden ser ordenados sacerdotes. La jerarquía católica afirma que es así porque así lo dispuso Jesús al tener sólo hombres como apóstoles. Pero esa tradición está equivocada afirman de nuevo voces que ven la sombra de la discriminación detrás de conductas vistas como tradicionales. Y se defienden usando las mismas escrituras, ya que a pesar de haber sido escritas en culturas patriarcales, las mujeres de la Biblia son todo menos sumisas. No por nada Dios mismo le pide su permiso a María para ser la madre del Mesías, pero empecemos por el principio:
"Y creo Dios al humano a su imagen,
A imagen de Dios lo creó,
Macho y hembra los creó..."
- Génesis 2:27
Y los creó iguales en dignidad. Vayamos ahora con Jesús y sus apóstoles.
Lucas 8, 1-3 :
"Yendo por ciudades y aldeas, predicaba y evangelizaba el Reino de Dios. Le acompañaban los doce y algunas mujeres... " Lucas nombra por ejemplo a María Magdalena, Juana, Susana y otras varias. Vale recordar que Lucas escribe de Jesús cerca del año 90, muchos años después de su muerte, pero a pesar de ello la fama de esas mujeres persiste, y es notable que lo afirme más cuando él era griego, y en esa época era seguramente muy machista. No era bien visto que mujeres anduvieran con hombres, y más como el caso de Juana, que era casada. Pero que mujeres también estuviera con sus apóstoles, es más que sabido entre los expertos, pero la jerarquía aún afirma que sólo un varon pueden consagrarse. Extraño, cuando fue una mujer, María Magdalena, la primera persona en ver a Jesús resucitado, y eso no debe ser casual.
El mismo Pablo, judío y ciudadano romano que solía perseguir cristianos - y seguramente machista - escribe sobre el nuevo espíritu que Jesús deseaba: "ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa» (Gálatas 3:28-29).
Nueves mujeres planean ordenarse el mes que entra en una ceremonia no reconocida por Roma, pero eso importa? Cuando Jesús caminaba en la Tierra, el Vaticano no existía, y él no temía en caminar y charlar con mujeres, o en dormir en la casa de dos mujeres solteras, sus amigas Marta y María. No temió en tener como gran amiga (pareja afirma algunos) a una supuesta prostituta... ¿creen que hubiera temido en consagrar a sus amigas? ¿Porqué una mujer que siente el llamado, la vocación al ministerio de la palabra y al ministerio de la mesa no puede hacerlo? Ojalá Benedicto XVI recordara la carta a los Gálatas y olvidara dos mil años de opresión...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario