miércoles, febrero 20, 2008

La terrible necesidad del infierno

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El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, ante los casos de pederastia, dijo: “…sólo han sido manoseos y no violaciones” -Milenio.com, 17 de julio de 2007. El infierno a veces está muy cerca, pero no en otro mundo...

Juan Pablo II dijo que el infierno no era un lugar físico, que era más bien el estar separado de Dios. Hace poco Benedicto XVI afirmó que sí es un lugar físico, y que sí hay riesgo de ir a él. En misa amenazó con que mucha gente se arriesga a una "condena eterna". ¿Por qué la extraña necesidad de volver a usar - y abusar - del infierno como arma teológica? Seguramente cuando el Vaticano mandó quemar a Giordano Bruno pensaró que él se iría allá, como sucedió con infinidad de mujeres "brujas", herejes... como los "sodomitas" que fueron quemados en la plaza de Santo Domingo de la Ciudad de México a fines del siglo XVIII. Y qué decir de quienes fueron incluídos en el
Index Librorum Prohibitorum, la famosa lista de libros prohíbidos por los Papas, que iban desde Nicolás Copérnico y Giordano Bruno, a Voltaire, Balzac, Víctor Hugo, Descartes, Kant, Jean Paul Sartre... pero bueno, Mi Lucha de Hitler no fue incluído, y eso que lo escribió antes de 1948, cuando el índice fue cerrado...

Sí, el infierno ha sido un arma de manipulación, de chantaje, de opresión. Javier Aranda Luna escribe sobre La teoría del infierno hoy en La Jornada:

Javier Aranda Luna

La teoría del infierno

Algo debe tener el infierno que lo hace tan atractivo. Algo pues desde su invención ha sobrevivido desde hace siglos sin perder sus señas de identidad: la oscuridad a pesar de las llamas, por ejemplo, y el lloro y el crujir de dientes.


Algo tiene –y no debe ser cualquier cosa– pues Dante, el poeta de Occidente, lo tomó como tema de sus cantos. Algo porque lo imaginaron los griegos en su topografía del inframundo y lo llamaron Hades como al dios de los muertos. Algo porque entre los musulmanes según su tradición, los réprobos arderán con ropas de fuego. Algo porque sin esa ciudad habitada por personas dolorosas que han “perdido el intelecto” como canta el poeta, no existiría la fe y peor todavía ni el cielo mismo.


Acorde con los tiempos de eficacia en los que el fast track es santo y seña de la modernidad el nuevo Papa, Benedicto XVI, nos recordó a creyentes y filisteos que el infierno existe: que es un lugar y no está vacío, contradiciendo la afirmación de su antecesor Juan Pablo II quien afirmaba que cielo e infierno no eran “un lugar” sino un estado de conciencia.

Vuelven así discusiones medievales sobre la naturaleza del infierno mientras el mundo, sin hipérbole, arde y el lloro y el crujir de dientes de niños infectados con el sida, por ejemplo, nos estremece y nos obliga a preguntarnos: y si uno de los dos Papas miente o es falible pese a la doctrina que declara lo contrario, ¿qué será de nosotros mortales indoctos en la Escritura y sus misterios? ¿Qué haremos si otro Papa decide en el futuro que el infierno de plano no existe ni como lugar ni como estado de conciencia y de un plumazo lo borra?


Mientras los teólogos nos dan luz sobre este asunto oscuro, sobre este lugar del no retorno, ¿tendremos que soportar a los jinetes del Apocalipsis con la impasibilidad de la mujer de Lot, convertida en estatua de sal por contemplar la destrucción de los réprobos? ¿O habremos de darle la espalda a justos y pecadores y limitarnos a repartir limosnas a los Legionarios de Cristo para que impongan el reino de Dios entre nosotros con líderes como el recién desaparecido Marcial Maciel?


Si el infierno es real, si ocupa un lugar físico o es simplemente un estado de conciencia, ¿por qué lo padecen desde ahora, antes del Juicio Final los niños de la calle, esos “abortos de la sociedad”, como los llamó el anterior secretario de Gobernación, Carlos Abascal? ¿Por qué son ellos acreedores a ese infierno físico o a ese estado de conciencia y no políticos, sacerdotes y empresarios criminales que inundan con arsénico los ríos, desertifican bosques, practican la pederastia o infringen con minucia inaudita cada uno de los diez mandamientos decretados por el dios de sus mayores? ¿Merecían la muerte por desmembramiento las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez? ¿El infierno de la sed y el hambre los pequeños de Bangladesh? ¿El sida los enamorados de Kenia por cumplir con la ley del instinto? ¿Será por eso que el obispo de aquel lugar quema condones en la plaza pública para acelerar el paso de los réprobos al infierno?


Si el infierno es como la muerte irreversible y democrático, ¿será como la muerte, distinto para todos? Ojalá y no. Sería injusto perdernos el mayor show de todos los tiempos, superior a cualquier circo romano, palenque, fiesta brava, quema inquisitorial, patíbulo del ahorcado o de la contundente guillotina. ¿Se imagina el desfile de los falsos sacerdotes con sus tiaras y capas púrpura sumergirse entre gritos interminables en aquel lago cuyo fuego no cesa o a los políticos que confundieron como muchos curas la austeridad con la gula y la opulencia y al bien común con el propio, la competencia con el exterminio? ¿Se perdería la postrer pasarela de las malas niñas bien con bragas de oro que vendieron su primogenitura por un gramo de polvo, por un minuto de éxtasis sintético, patalear entre volutas de azufre?


Sería justo tener un pase para un show de tales dimensiones. No creo, sin embargo, que existan más paraísos que los paraísos perdidos ni más infiernos que los que nos consumen. Lamentablemente ni Hitler ni Pinochet ni Isabel La Católica, la madre de la Inquisición que quemaba en leña verde a los judíos para expropiarles sus bienes, arderán en el infierno. Tampoco lo harán los actuales promotores de los jinetes del Apocalipsis o de las siete plagas postreras. El infierno como metáfora para que se cumpla la justicia por lo menos en el más allá es buena cosa. A final de cuentas –no lo olvidemos– es un depósito de buenas intenciones y malos propósitos y un estupendo pretexto artístico y literario, pero nada más.



3 comentarios:

amigo dijo...

El autor de este articulo muestra UN TOTAL DESCONOCIMIENTO de las verdades fundamentales de la religión catolica. La existencia del Infierno como un lugar fisico no puede haber sido negada por el Papa Juan Pablo II puesto que esta es un DOGMA DE FE para los catolicos(dogma indica una creencia, doctrina o proposición sobre cuya verdad no se admiten dudas). El dogma del “infierno” ha sido una enseñanza fundamental de la cristiandad durante muchos siglos. Lo que aqui escribo puede ser comprobado en la Biblia, el Catesismo de la Iglesia Catolica, e incluso en la WIKIPEDIA. La informacion no es confieable y la conclusion no esta basada en ninguna evidencia verdadera.

adriana dijo...

Hola Javier Aranda espero que puedas ver este comentario. Sabes no sé si hayas escuchado la historia de San Agustín, él al principio no creía en nuestra Iglesia católica pero el profundizar en el estudio lleva siempre a la verdad, a veces es difícil encontrarla pero siempre vale la pena, todo esfuerzo lo vale, y aunque no estoy de acuerdo con tu opinión y me lastima el comentario acerca de mi Iglesia no soy quien para juzgarte solo Dios juzga los corazones y El es el único que puede conocer tu intensión, el problema es que mucha gente puede creer cosas equivocas por leer tu texto. Sigue buscando la verdad y la vas encontrar te aseguro que la Iglesia no se contradice y tal es así que podría dar mi vida por defender este misterio de fe, quizá valga la pena que busques mas acerca de esto. Sí quieres puedes escribirme y hablamos del tema.(addrianna3@hotmail.com)

adriana dijo...

Hola Javier Aranda espero que puedas ver este comentario. Sabes no sé si hayas escuchado la historia de San Agustín, él al principio no creía en nuestra Iglesia católica pero el profundizar en el estudio lleva siempre a la verdad, a veces es difícil encontrarla pero siempre vale la pena, todo esfuerzo lo vale, y aunque no estoy de acuerdo con tu opinión y me lastima el comentario acerca de mi Iglesia no soy quien para juzgarte solo Dios juzga los corazones y El es el único que puede conocer tu intensión, el problema es que mucha gente puede creer cosas equivocas por leer tu texto. Sigue buscando la verdad y la vas encontrar te aseguro que la Iglesia no se contradice y tal es así que podría dar mi vida por defender este misterio de fe, quizá valga la pena que busques mas acerca de esto. Sí quieres puedes escribirme y hablamos del tema.(addrianna3@hotmail.com)