¿Será el Síndrome de Estocolmo? Copio de Religión Digital, que entrevista a uno de los mejores teólogos españoles vivos, José María Castillo, cuyo último libro, Espiritualidad para Insatisfechos, se vendió como pan caliente en México. La Conferencia Episcopal Española prohibió el libro, pero afortunamante al autor ya no lo pueden mandar a la hoguera. Una editorial de la Compañía de Jesús iba originalmente publicarlo, pero lo impidieron. Ahora lo hace Trota, que vale decirlo, tiene más distribución. Nadie sabe para quien trabaja...
Castillo: «No me explico cómo las mujeres, tan marginadas, siguen yendo a la iglesia»
RD
Miércoles, 27 de febrero 2008
José María Castillo, conocido teólogo de la liberación y jesuita hasta el año pasado, expresa con pasión sus opiniones. Muy crítico con la jerarquía católica, afirma sin rodeos que la Iglesia debería preocuparse más de los 30.000 niños que mueren a diario en el mundo que del uso del preservativo. Invitado por el Colectivo de Redes Cristianas de Extremadura, José María Castillo pronunciará mañana a las ocho de la tarde una conferencia en el Centro de Profesores y Recursos de Badajoz, en la Avenida de Colón. Hablará de 'Creencias y laicismo en una sociedad plural'. En esta materia, el teólogo granadino considera que se debe avanzar hacia una sociedad «verdaderamente laica». Que no significaría un rechazo o persecución a la Iglesia, sino una separación entre instituciones políticas y religiosas. Lo entrevista el diario Hoy.
-¿Ha sido este Gobierno más sensible a las presiones de la Iglesia?
-El Gobierno del PSOE no ha sido consecuente. Debía haber sido más tajante, no en perseguir a la Iglesia o marginarla, sino en ponerla en su sitio. Lo primero que tendría que haber hecho es replantear los acuerdos entre el Estado y el Vaticano de 1979 en los que se conceden una serie de privilegios económicos, legales, docentes, que no los tienen otros confesiones.
-¿La Iglesia Católica es ahora más conservadora que cuando se firmó ese acuerdo?
-Mucho más. En la Iglesia ha habido el largo pontificado de Juan Pablo II, que ha sido muy conservador. El actual Papa es aún más conservador. En estas condiciones lo que se privilegia en la Iglesia son aquellos grupos incondicionalmente sumisos a las orientaciones que vienen de Roma, y no a los grupos que desde sus creencias en Jesucristo y el Evangelio consideran que deben adoptar otros comportamientos. En la nota de los obispos del 30 de enero se da a entender que en España para ser buen católico hay que ser derechas, y más en concreto del PP. Eso me parece una atrocidad. Hay personas que no estamos de acuerdo con el PP y nos consideramos buenos creyentes. Puede haber personas a la que se le provoque un conflicto interior.
-¿Cómo evolucionará la Iglesia en la próxima década?
-Las religiones evolucionan lentamente. No se les cambia en unos años. Necesitaría unos dirigentes más jóvenes. Estamos con falta de vocaciones y con las iglesias vacías y ponen para arreglar esto a un señor de 80 años. A ninguna institución se le ocurre. Si tiene problemas, una empresa multinacional, -porque al fin y al cabo la Iglesia es una gran multinacional religiosa-, no pone al frente a una gerontocracia como es el Papa y el Colegio de Cardenales. Pero la Iglesia, viendo que la comunicación con la sociedad y la cultura es más complicada, prefiere replegarse. Se produce un fenómeno de fundamentalismo. Anthony Giddens lo ha definido muy bien diciendo que el fundamentalismo es tradición acorralada. Y yo pienso que la Iglesia se ve así. No quiere reconocer que se equivoca y que tendría que cambiar. Se apoya en los círculos más conservadores, mientras la mayoría de la gente va por otro camino.
-¿Qué reformas cree que tendría que hacer la Iglesia?
-Lo primero sería replantear su sistema de gobierno. El Papa no puede ser un monarca absoluto. Tienen que replantearse las relaciones entre el Papa y los obispos, y hacer un reparto de poderes. Tendría que haber una descentralización del poder. En ninguna parte está legislado que el poder se tenga que ejercer así, de forma que la Iglesia entera esté pendiente de un solo hombre. Es una institución única en el mundo. Tendría que haber una mayor descentralización y darles mayor protagonismo a los laicos, sobre todo a las mujeres. No me explico cómo las mujeres, encima de todo lo que las marginan y excluyen, siguen yendo erre que erre a la iglesia.
-¿El feminismo no ha entrado en Iglesia?
-Que recen cada una en su casa. Una reforma de fondo iría a planteamientos teológicos, a la manera de entender a Dios. Mucha gente ve a Dios como alguien que castiga y amenaza. Y hay que repensar la moral, que se centra tan machaconamente en el sexo y olvida otros aspectos fundamentales. Cada día mueren 30.000 niños de hambre y yo no sé cuándo he oído hablar de eso en documentos eclesiásticos. Lo hacen de pasada. Se le da más importancia al tema del condón que a la muerte de 30.000 niños al día.
-¿Es absurdo?
-No tiene ni pies ni cabeza. También habría que reformar la liturgia, que tiene rituales de la alta Edad Media. Totalmente anacrónica.
-¿Ha sido este Gobierno más sensible a las presiones de la Iglesia?
-El Gobierno del PSOE no ha sido consecuente. Debía haber sido más tajante, no en perseguir a la Iglesia o marginarla, sino en ponerla en su sitio. Lo primero que tendría que haber hecho es replantear los acuerdos entre el Estado y el Vaticano de 1979 en los que se conceden una serie de privilegios económicos, legales, docentes, que no los tienen otros confesiones.
-¿La Iglesia Católica es ahora más conservadora que cuando se firmó ese acuerdo?
-Mucho más. En la Iglesia ha habido el largo pontificado de Juan Pablo II, que ha sido muy conservador. El actual Papa es aún más conservador. En estas condiciones lo que se privilegia en la Iglesia son aquellos grupos incondicionalmente sumisos a las orientaciones que vienen de Roma, y no a los grupos que desde sus creencias en Jesucristo y el Evangelio consideran que deben adoptar otros comportamientos. En la nota de los obispos del 30 de enero se da a entender que en España para ser buen católico hay que ser derechas, y más en concreto del PP. Eso me parece una atrocidad. Hay personas que no estamos de acuerdo con el PP y nos consideramos buenos creyentes. Puede haber personas a la que se le provoque un conflicto interior.
-¿Cómo evolucionará la Iglesia en la próxima década?
-Las religiones evolucionan lentamente. No se les cambia en unos años. Necesitaría unos dirigentes más jóvenes. Estamos con falta de vocaciones y con las iglesias vacías y ponen para arreglar esto a un señor de 80 años. A ninguna institución se le ocurre. Si tiene problemas, una empresa multinacional, -porque al fin y al cabo la Iglesia es una gran multinacional religiosa-, no pone al frente a una gerontocracia como es el Papa y el Colegio de Cardenales. Pero la Iglesia, viendo que la comunicación con la sociedad y la cultura es más complicada, prefiere replegarse. Se produce un fenómeno de fundamentalismo. Anthony Giddens lo ha definido muy bien diciendo que el fundamentalismo es tradición acorralada. Y yo pienso que la Iglesia se ve así. No quiere reconocer que se equivoca y que tendría que cambiar. Se apoya en los círculos más conservadores, mientras la mayoría de la gente va por otro camino.
-¿Qué reformas cree que tendría que hacer la Iglesia?
-Lo primero sería replantear su sistema de gobierno. El Papa no puede ser un monarca absoluto. Tienen que replantearse las relaciones entre el Papa y los obispos, y hacer un reparto de poderes. Tendría que haber una descentralización del poder. En ninguna parte está legislado que el poder se tenga que ejercer así, de forma que la Iglesia entera esté pendiente de un solo hombre. Es una institución única en el mundo. Tendría que haber una mayor descentralización y darles mayor protagonismo a los laicos, sobre todo a las mujeres. No me explico cómo las mujeres, encima de todo lo que las marginan y excluyen, siguen yendo erre que erre a la iglesia.
-¿El feminismo no ha entrado en Iglesia?
-Que recen cada una en su casa. Una reforma de fondo iría a planteamientos teológicos, a la manera de entender a Dios. Mucha gente ve a Dios como alguien que castiga y amenaza. Y hay que repensar la moral, que se centra tan machaconamente en el sexo y olvida otros aspectos fundamentales. Cada día mueren 30.000 niños de hambre y yo no sé cuándo he oído hablar de eso en documentos eclesiásticos. Lo hacen de pasada. Se le da más importancia al tema del condón que a la muerte de 30.000 niños al día.
-¿Es absurdo?
-No tiene ni pies ni cabeza. También habría que reformar la liturgia, que tiene rituales de la alta Edad Media. Totalmente anacrónica.
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