El rabino que convulsiona el sínodo
Cuenta Iñigo Domínguez en El Correo que la gran novedad del sínodo que comenzó el domingo en el Vaticano era que, por primera vez, un judío participaba en la asamblea, la segunda en importancia tras un concilio. El rabino jefe de Haifa, Shear Yesuv Cohen, habló el lunes por la tarde, en el primer discurso de las sesiones de trabajo. Fue algo solemne e histórico. Pero cuando salió lanzó una bomba a los periodistas: «Pío XII no debería ser beatificado o tomado como modelo, porque no nos salvó ni levantó su voz, aunque intentó ayudar en secreto (...) No estamos contentos de los intentos de la Iglesia por olvidar este triste capítulo en la vida de un gran Papa, que sentimos que no podemos perdonar y que no puede ser perdonado». Lo dijo porque mañana se cumplen 50 años de la muerte de Pío XII, en proceso de beatificación, y el propio Benedicto XVI celebrará una misa en su recuerdo dentro de los actos del sínodo. Según la agencia Reuters, el rabino añadió incluso que si lo hubiera sabido no habría ido a Roma.
De esta manera la larga polémica sobre Pío XII, secretario de Estado de la Santa Sede desde 1930 y pontífice de 1939 a 1958, vuelve a resurgir y ha estallado de lleno en el sínodo. Al papa Pacelli le tocó lidiar en primera persona con el periodo más turbulento del siglo XX, pues fue nuncio en Alemania desde 1917, donde presenció el ascenso del nazismo, y luego, como 'número dos' del Vaticano, dirigió la política exterior de la Santa Sede. Fue elegido Papa justo antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, donde la Iglesia se veía entre dos enemigos, nazismo y comunismo. La acusación principal contra él de algunos historiadores y de parte del mundo hebreo es que no condenó ni intervino para detener las deportaciones de judíos, pese a que estaba al corriente. La réplica del Vaticano es que el Papa consideró más prudente callar para no poner en peligro a los cristianos alemanes y de los países ocupados, así como para no empeorar la posición de los judíos, y, por otro lado, trabajó en la sombra para salvar el mayor número posible de ellos.
Hizo esfuerzos
El propio Benedicto XVI reiteró hace dos semanas esta postura, en una audiencia por un convenio sobre Pío XII: «No ahorró esfuerzos para intervenir en favor de los judíos, a menudo de forma secreta y silenciosa porque en aquel complejo momento histórico sólo de ese modo era posible salvarlos», afirmó. Ratzinger, que vivió el nazismo en su infancia, abordará de nuevo la cuestión mañana en la misa conmemorativa, pero ya ayer el Vaticano respondió al rabino en varios frentes.
El secretario de Estado, Tarcisio Bertone, afirmó en el 'Osservatore Romano' que «Pío XII no fue ni silente ni antisemita, fue prudente». «Si hubiera hecho una intervención pública habría puesto en peligro a miles de judíos que, por orden suya, habían sido escondidos, sólo en Roma, en 155 conventos», señaló. También argumentó que Pacelli autorizó falsos certificados de bautismo a judíos, visados y dio orden a los monasterios de ocultarlos. El postulador de la causa de beatificación de Pío XII -encargado del expediente-, Paolo Molinari, cargó en Radio Vaticana contra los medios que, en su opinión, tienen «una enorme responsabilidad en la difusión de falsedades».
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