... nada cambiaria, afirma Lisa Jervis, en un provocador artículo publicado en la revista LiP.
Y es que ultimamente el feminismo ha tenido la suposición de que si las mujeres estuvieran en más puestos de desición formarían políticas más equitativas en género, y por ello se han creado por ley electoral cuotas de género en México por ejemplo. Pero esa suposición no tiene fundamento alguno afirma Jervis, ya que se basa en la creencia esencialista de que las mujeres son más buenas que los hombres. Ellas son pacifistas, y los hombres militaristas. Ellas piensan en los hijos, y los hombres no. Entonces Jervis aclara:
"... some of those alleged gender differences are easily disproved. If women’s maternal instincts and natural compassion will bring about a kinder, more peaceful world, what’s up with Condoleezza Rice? (It’s also worth noting that Madeleine Albright didn’t exactly transform the Clinton administration’s foreign policy into a bastion of benevolence, either.) If women were truly sympathetic to and cooperative with each other, Ann Coulter’s journalistic achievements would have made the media less misogynist, not more. A woman was in charge of Abu Ghraib when Iraqi prisoners were tortured by American soldiers; three of the seven charged with perpetrating the abuse are female. Inherently nurturing? Sisterly? Yeah. Sure."
Las mujeres pueden ser igual de buenas o malas que los hombres. No existe ningún esencialismo de "buenismo" o "malismo" en la naturaleza femenina. La lucha entonces, por la igualdad y por la diferencia, debe posicionarse mejor afirma Jervis, ser más estratégica, ser mucho menos ingenua.
Y es que ultimamente el feminismo ha tenido la suposición de que si las mujeres estuvieran en más puestos de desición formarían políticas más equitativas en género, y por ello se han creado por ley electoral cuotas de género en México por ejemplo. Pero esa suposición no tiene fundamento alguno afirma Jervis, ya que se basa en la creencia esencialista de que las mujeres son más buenas que los hombres. Ellas son pacifistas, y los hombres militaristas. Ellas piensan en los hijos, y los hombres no. Entonces Jervis aclara:
"... some of those alleged gender differences are easily disproved. If women’s maternal instincts and natural compassion will bring about a kinder, more peaceful world, what’s up with Condoleezza Rice? (It’s also worth noting that Madeleine Albright didn’t exactly transform the Clinton administration’s foreign policy into a bastion of benevolence, either.) If women were truly sympathetic to and cooperative with each other, Ann Coulter’s journalistic achievements would have made the media less misogynist, not more. A woman was in charge of Abu Ghraib when Iraqi prisoners were tortured by American soldiers; three of the seven charged with perpetrating the abuse are female. Inherently nurturing? Sisterly? Yeah. Sure."
Las mujeres pueden ser igual de buenas o malas que los hombres. No existe ningún esencialismo de "buenismo" o "malismo" en la naturaleza femenina. La lucha entonces, por la igualdad y por la diferencia, debe posicionarse mejor afirma Jervis, ser más estratégica, ser mucho menos ingenua.
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