Un país de ex comulgados
Si yo fuera representante de la Asamblea del Distrito Federal, diputado federal o senador envuelto en alguna iniciativa sobre la despenalización del aborto o eutanasia y, por lo tanto, bajo la amenaza de excomunión por parte de la Iglesia católica, estaría muy contento, sobre todo porque eso me uniría, como está uniendo a estos individuos de nuestro tiempo, con los más grandes personajes de nuestra historia nacional. En efecto, en caso de hacerse efectiva, la excomunión pondría a los legisladores en la misma lista que algunos de los padres de la patria y fundadores del México moderno. Estarían en una lista encabezada, por ejemplo, por don Miguel Hidalgo y Costilla, quien fue excomulgado por la Santa Madre Iglesia antes de ser fusilado por las tropas realistas. Se sumarían nuestros representantes locales y cualquier otro legislador que se atreviera a actuar de acuerdo con el interés público a una lista en la que también esta don José María Morelos y Pavón, quien sufrió la misma suerte por parte de una jerarquía que, alienada con la Corona española, no dudó en excomulgar al sacerdote rebelde. Y lo mismo les sucedió a muchos otros insurgentes, padres de la patria, que no hicieron más que luchar por nuestra independencia.
Pero nuestra lista no termina allí. En las décadas siguientes la Iglesia amenazó con la excomunión a todos aquellos ciudadanos que juraran la Constitución de 1857. Hizo todo lo posible para evitar que ésta se estableciera y contribuyó, como es bien sabido, a la llamada Guerra de Reforma, así como a la intervención francesa. Así que a la lista de excomulgados, o por lo menos amenazados con excomunión, por la Iglesia católica se sumaron (no sabemos si automáticamente o de forma expresa) personajes tan ilustres como don Benito Juárez, Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Sebastián Lerdo de Tejada, y muchos otros ilustres liberales. Era la época en la que la Santa Sede condenaba cosas tan simples pero tan importantes como la libertad de expresión, la libertad de culto, la libertad de prensa, etcétera. En 1864 el Papa Pío IX publicó la encíclica Quanta cura, la cual acompañaba de un catálogo de 80 proposiciones consideradas inaceptables por el magisterio eclesial. Este catálogo es el famoso Syllabus. Ahora nos puede parecer increíble, pero en su momento la Iglesia condenó la idea de que cada hombre (y mujer, supongo) pudiera abrazar y profesar la religión que él considerara verdadera, de acuerdo con la luz de su razón. Condenó también la idea de que los hombres pueden encontrar el camino de la salvación y obtenerla en la práctica de cualquier religión, la idea de que el protestantismo no es más que otra forma diversa de las misma verdadera religión cristiana, el socialismo, el comunismo, las sociedades secretas, las sociedades bíblicas, las sociedades clérico-liberales, las formas concretas de laicismo, que para la Santa Sede significaba “las limitaciones al poder temporal de la Iglesia, la eliminación de los fueros y privilegios, el laicismo escolar, la separación del Estado y la Iglesia, la separación de las ciencias filosóficas y morales del control eclesiástico, la abrogación del poder temporal de la Iglesia y, por supuesto, el liberalismo moderno, específicamente la abolición del catolicismo como religión de Estado, la libertad de cultos y la negación de la idea que la libertad de pensamiento no lleva a la corrupción de las costumbres”. La última proposición que se condenaba era la más clara al respecto, pues tendía a resumir la posición pontifical respecto a su época. El Syllabus condenaba la idea que “El Pontífice romano puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, el liberalismo y la civilización moderna”.
La Iglesia católica, armada con este catálogo de intransigencia doctrinal, condenó y excomulgó a quien se le puso enfrente durante las siguientes décadas, como lo había hecho antes con filósofos, científicos, pensadores, sacerdotes, religiosos, escritores o simples fieles que se atrevieron a desafiar sus verdades. En México la lista de excomulgados, virtuales y reales, implícitos y explícitos siguió aumentando con todos aquellos que quisieron poner en práctica la Constitución de 1917, reafirmaron la libertad de cultos, establecieron la educación laica, contribuyeron a la limitación del poder temporal de la Iglesia.
Ahora, la Iglesia ha emprendido nuevas batallas contra sendos molinos de viento, particularmente en el tema de la moral sexual. Y en el camino sigue dejando muchos excomulgados (es decir, fuera de la comunión), entre los cuales están los que usan métodos anticonceptivos artificiales, los que tienen parejas del mismo sexo, los que contribuyen a la despenalización del aborto, los divorciados vueltos a casar y todos aquellos que no obedecen al pie de la letra los dictados de la jerarquía. Podríamos decir entonces que México es un país de excomulgados. Así que si yo fuera representante de la Asamblea del DF no estaría muy intranquilo por la condena. Me sentiría incluso halagado de estar en una lista de tantos personajes ilustres y de tantos mexicanos que han actuado de acuerdo con esa cosa en la práctica tan condenable por la Iglesia que es “la luz de la razón” y la libre conciencia.
Pero nuestra lista no termina allí. En las décadas siguientes la Iglesia amenazó con la excomunión a todos aquellos ciudadanos que juraran la Constitución de 1857. Hizo todo lo posible para evitar que ésta se estableciera y contribuyó, como es bien sabido, a la llamada Guerra de Reforma, así como a la intervención francesa. Así que a la lista de excomulgados, o por lo menos amenazados con excomunión, por la Iglesia católica se sumaron (no sabemos si automáticamente o de forma expresa) personajes tan ilustres como don Benito Juárez, Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Sebastián Lerdo de Tejada, y muchos otros ilustres liberales. Era la época en la que la Santa Sede condenaba cosas tan simples pero tan importantes como la libertad de expresión, la libertad de culto, la libertad de prensa, etcétera. En 1864 el Papa Pío IX publicó la encíclica Quanta cura, la cual acompañaba de un catálogo de 80 proposiciones consideradas inaceptables por el magisterio eclesial. Este catálogo es el famoso Syllabus. Ahora nos puede parecer increíble, pero en su momento la Iglesia condenó la idea de que cada hombre (y mujer, supongo) pudiera abrazar y profesar la religión que él considerara verdadera, de acuerdo con la luz de su razón. Condenó también la idea de que los hombres pueden encontrar el camino de la salvación y obtenerla en la práctica de cualquier religión, la idea de que el protestantismo no es más que otra forma diversa de las misma verdadera religión cristiana, el socialismo, el comunismo, las sociedades secretas, las sociedades bíblicas, las sociedades clérico-liberales, las formas concretas de laicismo, que para la Santa Sede significaba “las limitaciones al poder temporal de la Iglesia, la eliminación de los fueros y privilegios, el laicismo escolar, la separación del Estado y la Iglesia, la separación de las ciencias filosóficas y morales del control eclesiástico, la abrogación del poder temporal de la Iglesia y, por supuesto, el liberalismo moderno, específicamente la abolición del catolicismo como religión de Estado, la libertad de cultos y la negación de la idea que la libertad de pensamiento no lleva a la corrupción de las costumbres”. La última proposición que se condenaba era la más clara al respecto, pues tendía a resumir la posición pontifical respecto a su época. El Syllabus condenaba la idea que “El Pontífice romano puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, el liberalismo y la civilización moderna”.
La Iglesia católica, armada con este catálogo de intransigencia doctrinal, condenó y excomulgó a quien se le puso enfrente durante las siguientes décadas, como lo había hecho antes con filósofos, científicos, pensadores, sacerdotes, religiosos, escritores o simples fieles que se atrevieron a desafiar sus verdades. En México la lista de excomulgados, virtuales y reales, implícitos y explícitos siguió aumentando con todos aquellos que quisieron poner en práctica la Constitución de 1917, reafirmaron la libertad de cultos, establecieron la educación laica, contribuyeron a la limitación del poder temporal de la Iglesia.
Ahora, la Iglesia ha emprendido nuevas batallas contra sendos molinos de viento, particularmente en el tema de la moral sexual. Y en el camino sigue dejando muchos excomulgados (es decir, fuera de la comunión), entre los cuales están los que usan métodos anticonceptivos artificiales, los que tienen parejas del mismo sexo, los que contribuyen a la despenalización del aborto, los divorciados vueltos a casar y todos aquellos que no obedecen al pie de la letra los dictados de la jerarquía. Podríamos decir entonces que México es un país de excomulgados. Así que si yo fuera representante de la Asamblea del DF no estaría muy intranquilo por la condena. Me sentiría incluso halagado de estar en una lista de tantos personajes ilustres y de tantos mexicanos que han actuado de acuerdo con esa cosa en la práctica tan condenable por la Iglesia que es “la luz de la razón” y la libre conciencia.
9 comentarios:
tal vez al rato propondran una visa para entrar al cielo... claro, por una modica cantidad...
Jajajajaaj, ya lo hacían, eran las indulgencias que se pagaban en la Edad Media, pero fue Lutero quien le tiró el negocio a Roma, pero bueno, aún hoy en día se venden bendiciones en el Vaticano...
Hola, me parece interesante la entrada, pero vamos a diferir en varios puntos.
No soy catolico, simplemente pienso que esa religion debe ser respetada (no menos que otras). En ese plan de respeto (y tolerancia) me sorprende bastante la posicion de practicamente ateismo jacobino de quien es nada menos que un director del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México...
Ademas, el argumento que presenta en el primer parrafo (que los "mas grandes personajes de nuestra historia nacional" fueron excomulgados, y da a entender que su grandeza provino de serlo), me parece muy endeble. Esos personajes fueron grandes porque siguieron sus ideas con decision, no porque fuera chido ser excomulgados, como el doctor (supongo) Blancarte sugiere.
Pero bueno, a lo mejor soy muy ignorante, y necesito leer mas sociologia. En todo caso, creo que la discusion y la comunicacion de diferentes puntos de vista nos enriquece, si logramos comunicarnos con respeto y tolerancia, no a partir de dogmas ni prejuicios (lo digo tanto por los dogmas religiosos, como por los dogmas antireligiosos).
pos, voy a dar mas que todo mi punto de vista con respecto a el contenido del artículo como de los comentarios. El artículo me pareció muy interesante y sinceramente me dejo muy claro la posición del escritor con respecto a el tema tratado, creo que uno de los que comentaron este artículo no lo entendió, como, supongo, que quería hacer entender el escritor, en primer lugar yo no le veo ni falta de respeto ni falta de tolerancia a este artículo con respecto a la religión católica, solo se esta diciendo la verdad (por cierto, yo si soy ateo, y yo varias veces he sido insultado por publicar mis opiniones, como esta, y te lo aseguro, hay si ninguna persona, solo yo y algunos otros que piensan parecido a mi, salen a pedir respeto cuando un dogmático fundamentalista me insulta o nos insultan por esa publicaciones, bueno, ahora lo importante no es eso, así que no veo en que fundamentas el hecho del irrespeto, si pudieras citarme alguna parte del artículo en que irrespete a la ya mencionada religión, yo me retractaría con todo el gusto, claro si enserio son irrespetuosas,segundo, también basado en mi interpretación del texto, cuando el autor menciona que los mas grandes personajes de su historia fueron excomulgados, no da a entender que por ello fueron grandes, sino que por defender sus ideas de libertad y progreso fueron excomulgados y a pesar de ello son conmemorados como héroes nacionales mexicanos, claro no se si lo entendí bien pero eso es lo que puede sacar de esa parte del texto. Por ultimo, estoy de acuerdo con que para llegar a una comunicación tolerante y respetuosa, algún día vamos a llegar a un acuerdo o conclusión, pero te afirmo o mejor dicho te aseguro, que no somos intolerantes ni irrespetuosos cuando decimos que una religión o cultura no ayuda a la humanidad, al contrario esa debe ser siempre la actitud de aquellos que queremos un lugar mejor, un mundo en donde se pueda vivir sin el miedo de ser asesinado por nuestras creencias o por negarse a aceptar la de otro. Sin mas por el momento me despido.
Atte. Sneider Stepanian. Colombia.
Que poder tienes estas personas para decidir quien va al cielo y quien no. Es una mentira bien arrsigafa en México debido a la falta de estudios, nadie pro nadien puede decidir quien pisara el paraíso despues de la muete y quien no. Las camaras de diputados y senadores dr verdad da pena decirlo estan mas tontos que el mismo burro. Vean a Fox cada domingo en misa de catedrsl y en la semana robando y matando, esto es mexico. LA EXCOMUNION NO EXISTE ES SOLO NEGOCIO DE LA IGLESIA PUES SE PUEDR COMPRAR EL PERDOS? DIOS ACECTARA ESTO, NO. POR TUS HECHOS SERAS JUSGADO. PARA LOS POLITICOS Y CURAS DEVEN DE SABER QUE USTEDRS SERAN LOS PRIMEROS EN IR AL INFIERNO POT, RATEROS , PEDERASTAS MENTIROSOS Y ABUSADIRES DE PODER, LOS ESPERAMOS EL PROXIMO DOMINGO EN CATEDRAL PARA PERDIR PERDON POR EL ROBA Y VIOLACIONRS A MENORES Y PEDIR PERDON PARA EMPESAR OTRA SEMSNA LUCRATIVA
Que poder tienes estas personas para decidir quien va al cielo y quien no. Es una mentira bien arrsigafa en México debido a la falta de estudios, nadie pro nadien puede decidir quien pisara el paraíso despues de la muete y quien no. Las camaras de diputados y senadores dr verdad da pena decirlo estan mas tontos que el mismo burro. Vean a Fox cada domingo en misa de catedrsl y en la semana robando y matando, esto es mexico. LA EXCOMUNION NO EXISTE ES SOLO NEGOCIO DE LA IGLESIA PUES SE PUEDR COMPRAR EL PERDOS? DIOS ACECTARA ESTO, NO. POR TUS HECHOS SERAS JUSGADO. PARA LOS POLITICOS Y CURAS DEVEN DE SABER QUE USTEDRS SERAN LOS PRIMEROS EN IR AL INFIERNO POT, RATEROS , PEDERASTAS MENTIROSOS Y ABUSADIRES DE PODER, LOS ESPERAMOS EL PROXIMO DOMINGO EN CATEDRAL PARA PERDIR PERDON POR EL ROBA Y VIOLACIONRS A MENORES Y PEDIR PERDON PARA EMPESAR OTRA SEMSNA LUCRATIVA
Oye Moisés te pasaste de veras, aunque en realidad te quedaste corto porque que culpa tenía el pobre animalito y es cierto ninguna institución o más bien religión tiene poder de excomulgar a nadie solo cuando se trata de aplicar la porción biblica de mateo 18:15-18 pero esto solo lo podría hacer la iglesia de Cristo no una religión como la católica la cual no se somete a la Palabra de Dios que en Romanos 13, el apóstol Pablo escribió lo siguiente en tiempos del emperador Nerón:
Romanos 13:1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
Aquí las autoridades superiores son las civiles, no las religiosas.
La Biblia nunca contempla un gobierno religioso ni temporal ni material mucho menos perseguidor como la mal llamada santa inquisición.
Excelente artículo escrito por alguien que conoce y que por decir la verdad es lógico que moleste a más de uno que la han dicho en su parroquia una historia totalmente distorcionada.
Los divorciados vueltos a casar, NO están excomulgados. Si cohabitan estarían en pecado...como el que roba, quien consulta el tarot, el que mata o miente. Y está una correcta confesión para reconciliarse.
Publicar un comentario