miércoles, agosto 23, 2006

Ebrard y el matrimonio gay





En meses pasados fue Marcelo Ebrard a El Colegio de México, como parte de su recorrido de campaña por la jefatura de gobierno del Distrito Federal. Le pregunté que siendo la capital la ciudad más liberal y diversa del país si apoyaría el la legalización del derecho humano de gays y lesbianas a casarse. Al responder sucedió algo chistoso, ya que lo hizo más o menos así:

"¿Matrimonio? ¿Más bien hablamos de las sociedades de convivencia no? Yo las apoyo...."

No, la pregunta no era sobre las estúpidas sociedades de convivencia, que a mi parecer son el peor de dos mundos, ni matrimonio ni concubinato, simplemente un matrimonio para ciudadanos de segunda, o una simple política de apartheid sexual: Los ciudadanos heterosexuales merecen derechos plenos, los homosexuales no.

Como se ha visto en los casos de Holanda, Bélgica, Canadá, Massachusetts, España y en diciembre de Sudáfrica, el matrimonio para todos no ha producido que el cielo se caiga. Más bien creo que Marcelo Ebrard, en su estudio de su programa de gobierno, debería firmemente apoyar el derecho de todo/a ciudadano/a a casarse con quien quiera, sea quien sea. Ebrard debería volteaer ahora a Nueva York, donde el seguro candidato demócrata y ganador de la gobernatura del Estado, el joven procurador Eliot Spitzer, ha declarado que apoya el derecho de gays y lesbianas a casarse y que firmaría una ley para ello si llegara a su escritorio.

Relaciones emocionales estables son buenas para todos, y dejar que gays y lesbianas las vivan
como si fueran de segunda no es un buen mensaje de política pública. El mundo civilizado muestra que no hay razón alguna para impedir que sean legales las parejas de un mismo sexo. Llamar política de respeto hacia la diversidad social a la sociedad de convivencia es llana demagogia. La Ciudad de México no tiene ciudadanos de segunda. El gobierno de Ebrard no debe crear nuevas castas, sino extender los derechos liberales a todos los que los deseen. Los ciudadanos de Nueva York y los de la Ciudad de México comparten mucho en común, pero en especial su amor a la libertad. Spitzer ha leído bien el espíritu de los tiempos, ojalá Ebrard también lo haga.

5 comentarios:

Pablo Salvador dijo...

entre tanto hombre desnudo en los blogs gays que gusto da encontrar otros contenidos tu post muy bueno y te apiyo 100% yo me quiero casar nada de uniones civiles y otros cuentos quiero matrimonio = q los heterosexuales pero aca en Chile eso es mucho pedir son suerte saldra algun dia la union civil y de hecho las encuestas de sitios gays indican que la mauyoria d elos gays chilenos quiere una union civil ha de ser que lo otro se ve inalcansable...

Citius64 dijo...

Hola GMANfull,

Me agrada que te guste Citius64. Nunca digamos nunca... Chile ya tiene una presidenta, algo que todavía no sucede ni en Francia. Yo creo que esto de los derechos también tiene que ver con el orgullo nacional. Si Argentina o Perú legalizan el matrimonio para todos, apuesto que Chile no querrá quedarse atrás.

Saludos,

Jan de la Rosa dijo...

Me encantó tu post; sobre este tipo de cosas no suele reflexionarse y eso está mal muy mal.
Saludos.

Anónimo dijo...

Yo no creo que deba legalizarse la union de homosexuales. Eso es simplemente antinatural, por donde lo quieran ver no hay forma de que se quiera normalizar y peor aun, generalizar las conductas desviadas. Si quieren vivir juntos, excelente, con las sociedades de conviviencia basta, o no es el matrimonio un contrato tambien, yo no veo motivo de que ni se indignen ni se sientan ciudadanos de segunda.

Anónimo dijo...

Matrimonios... es posible, están en su derecho, pero NO de adoptar.... ¿Qué clase de niño podrían educar en un hogar tan enfermo y mezquino como uno gay?¿Cómo crecería el niño en sociedad, y me refiero a la sociedad real de Latino América, con complejos como a tu papi se lo tiran todas la noches o quizá oye tu mamá tiene más bigote que mi papá?. Es antinautral, y solo provocarían que el hijo que adopten (por mucho amor, respeto y tolerancia al prójimo que le intenten inculcar) se volvería una persona llena de complejos, con baja autoestima e inclusive con odio acrecentado hacia la comunidad gay por objeto de las burlas que ha sido objeto toda su vida. Si quieren casarse que se casen igual que nosotros los heterosexuales, pero que JAMÁS se les permita adoptar.