La última edición de la revista británica The Economist presenta un reportaje sobre un estudio que acaba de sacar la Contaduría General del Congreso americano que muestra que los estadounidenses les ha costado 200 millones de dólares la puesta en práctica de la política "no preguntes, no digas", referente a la prohibición de tener soldados abiertamente gays en el ejército.
La revista dice que esta es una política equivocada. Desde al año 2000 el Reino Unido -debido a un fallo de la Corte Europea de Derechos Humanos - permitió que soldados gays lucharan hombro con hombro con sus compañeros heterosexuales... y el cielo no se cayó. Muchos de los otros aliados de Estados Unidos en la OTAN han adoptado la misma política de inclusión, como son España y Canadá.
Esta discriminación, aparte de salirle cara a los pagadores de impuestos americanos, los ha dejado sin recursos humanos valiosos dice la revista, como son 20 traductores de árabe, seis de farsi que fueron despedidos después de haber visto que eran gays. Parece que varios diputados están muy molestos con ésto y van a pedir se revierta la política actual que ya lleva 10 años.
¿Y en México y América Latina como está el asunto? ¿Pueden soldados abiertamente gays estar en las fuerzas armadas? El artículo primero de la Constitución Mexicana prohibe toda forma de discriminación, pero el ejército está despidiendo a soldados con VIH. Dudo que no despidan a los que abiertamente afirmen que son homosexuales... pero tarde o temprano tendrán que pensarlo, y quizá vean que la orientación sexual no tiene nada que ver con su desempeño. Sería interesante ver si una campaña como la que la Secretaría de Salud y el Conapred quieren hacer contra la homofobia, se pudiera hacer también en la Secretaría de Defensa... Eso es exactamente lo que está tratando de hacer ahora la Marina Real en Gran Bretaña. Será cosa de darle tiempo al tiempo...
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