Religión Digital habla hoy de Alfons Comin, y su trabajo por unir la justicia crisitiana con la lucha de social de izquierda. Un fragmento:
"Cuenta Oriol Domingo en La Vanguardia que los Evangelios narran que, en aquel tiempo, la tropa romana y la guardia judía arrestaron a Jesús, de unos 33 años. Jesús fue interrogado sucesivamente por Anás, el sumo sacerdote Caifás, Herodes y el gobernador Pilato. En el interrogatorio, Jesús dijo al gobernador: "Mi misión consiste en dar testimonio de la verdad. Para eso nací y para eso vine al mundo. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz". Pilato le preguntó: "¿Y qué es la verdad?". Los Evangelios no consignan la respuesta de Jesús. El interrogatorio prosiguió con torturas, incluída una corona de espinas. Pilato se lavó las manos ante el pueblo. Y Jesús fue condenado a muerte.
Casi dos mil años después, el 16 de enero de 1968, Alfons Comín, de 35 años, está de pie ante el Tribunal de Orden Público, en Madrid, por un artículo publicado en la revista católica progresista Témoignage chrétien en que criticaba el régimen franquista. El presidente del tribunal pregunta al procesado si tiene algo que añadir. Comín contesta: "Una frase de Van der Meersch, leída hace ya tiempo marcó mi comprensión de la tarea intelectual. Una frase que dice: "La verdad, Pilato, es ésta: ponerse al lado de los humildes y de los que sufren". Esta frase me ayudó a comprender que la verdad reclama tomar partido por los pobres, los oprimidos, los perseguidos, y que el servicio a la verdad pide comprometerse a su lado". Comín fue condenado... El teólogo Rovira Belloso, al presentar recientemente su libro Qui es Jesús de Natzaret ha dicho, en sintonía con el espíritu de Comín: "Jesús no está con el César. Jesús está con las víctimas del César"."
La intuitiva continuación de Van der Meersch de la posible respuesta de Jesús me hizo pensar una pregunta inevitable: ¿Quiénes son los humildes y los que sufren hoy en día?
Mi respuesta: las mujeres, los gays y lesbianas (que de forma sistemática son discriminado/as en todo el mundo, en todas las clases sociales, en todas las religiones...) , los indígenas, los niños y jóvenes, los ancianos abandonados, los enfermos, los migrantes, quienes viven en pobreza o están en prisión. Y también aunque parezca paradójico para muchos, quienes gobiernan, ya que muchas veces son quienes más en soledad se encuentran.
Desafortunamente hoy en día practicamente toda la Iglesia Católica ha abandonado a muchos de estos humildes que sufren, especialmente las mujeres, los gays y lesbianas, quienes viven en pobreza y quienes padecen de vih-sida. Y está muy cercana al César, pero no para acompañarlo espiritualmente, pero para aliarse a su poder, como Ratzinger ayudó a George W. Bush a ser reelecto al año pasado. Hoy la Iglesia Católica ha dejado a Dios y se ha aliado con el César; y así es el mismo César.
Crítica la pobreza extrema pero no el sistema económico de casino global que vivimos, crítica el aborto pero no que mujeres violadas se vean obligadas a abortar en condiciones deplorables, crítica en sus iglesias que los fieles no den limosnas pero vende bendiciones en la misma Roma, crítica que la mujer trabaje fuera del hogar pero no crítica las causas que la obligan a hacerlo dejando a sus hijos en la guardería, crítica que la gente no se comprometa en matrimonio y viva en unión libre pero impide que los gays y lesbianas puedan hacerlo, crítica la expansión del sida pero ofrece respuestas no científicas al negarse al uso del condón, crítica que la gente no crea en Dios a menos que sólo sea a través de lo que diga Roma .... hoy la Iglesia Católica es parte del problema y no de la solución. ¿Porqué? La respuesta más profunda y a la vez radical - desde la raíz - es que la iglesia se ha alejado de la caridad del buen espíritu de Dios y ha acercado al consejo del mal espíritu, a la soberbia... al César - a no ser que el César tenga más caridad que la misma iglesia. Y este caso es aún peor. La Iglesia Católica ya no sería el César, sería el Mal mismo.
"Cuenta Oriol Domingo en La Vanguardia que los Evangelios narran que, en aquel tiempo, la tropa romana y la guardia judía arrestaron a Jesús, de unos 33 años. Jesús fue interrogado sucesivamente por Anás, el sumo sacerdote Caifás, Herodes y el gobernador Pilato. En el interrogatorio, Jesús dijo al gobernador: "Mi misión consiste en dar testimonio de la verdad. Para eso nací y para eso vine al mundo. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz". Pilato le preguntó: "¿Y qué es la verdad?". Los Evangelios no consignan la respuesta de Jesús. El interrogatorio prosiguió con torturas, incluída una corona de espinas. Pilato se lavó las manos ante el pueblo. Y Jesús fue condenado a muerte.
Casi dos mil años después, el 16 de enero de 1968, Alfons Comín, de 35 años, está de pie ante el Tribunal de Orden Público, en Madrid, por un artículo publicado en la revista católica progresista Témoignage chrétien en que criticaba el régimen franquista. El presidente del tribunal pregunta al procesado si tiene algo que añadir. Comín contesta: "Una frase de Van der Meersch, leída hace ya tiempo marcó mi comprensión de la tarea intelectual. Una frase que dice: "La verdad, Pilato, es ésta: ponerse al lado de los humildes y de los que sufren". Esta frase me ayudó a comprender que la verdad reclama tomar partido por los pobres, los oprimidos, los perseguidos, y que el servicio a la verdad pide comprometerse a su lado". Comín fue condenado... El teólogo Rovira Belloso, al presentar recientemente su libro Qui es Jesús de Natzaret ha dicho, en sintonía con el espíritu de Comín: "Jesús no está con el César. Jesús está con las víctimas del César"."
La intuitiva continuación de Van der Meersch de la posible respuesta de Jesús me hizo pensar una pregunta inevitable: ¿Quiénes son los humildes y los que sufren hoy en día?
Mi respuesta: las mujeres, los gays y lesbianas (que de forma sistemática son discriminado/as en todo el mundo, en todas las clases sociales, en todas las religiones...) , los indígenas, los niños y jóvenes, los ancianos abandonados, los enfermos, los migrantes, quienes viven en pobreza o están en prisión. Y también aunque parezca paradójico para muchos, quienes gobiernan, ya que muchas veces son quienes más en soledad se encuentran.
Desafortunamente hoy en día practicamente toda la Iglesia Católica ha abandonado a muchos de estos humildes que sufren, especialmente las mujeres, los gays y lesbianas, quienes viven en pobreza y quienes padecen de vih-sida. Y está muy cercana al César, pero no para acompañarlo espiritualmente, pero para aliarse a su poder, como Ratzinger ayudó a George W. Bush a ser reelecto al año pasado. Hoy la Iglesia Católica ha dejado a Dios y se ha aliado con el César; y así es el mismo César.
Crítica la pobreza extrema pero no el sistema económico de casino global que vivimos, crítica el aborto pero no que mujeres violadas se vean obligadas a abortar en condiciones deplorables, crítica en sus iglesias que los fieles no den limosnas pero vende bendiciones en la misma Roma, crítica que la mujer trabaje fuera del hogar pero no crítica las causas que la obligan a hacerlo dejando a sus hijos en la guardería, crítica que la gente no se comprometa en matrimonio y viva en unión libre pero impide que los gays y lesbianas puedan hacerlo, crítica la expansión del sida pero ofrece respuestas no científicas al negarse al uso del condón, crítica que la gente no crea en Dios a menos que sólo sea a través de lo que diga Roma .... hoy la Iglesia Católica es parte del problema y no de la solución. ¿Porqué? La respuesta más profunda y a la vez radical - desde la raíz - es que la iglesia se ha alejado de la caridad del buen espíritu de Dios y ha acercado al consejo del mal espíritu, a la soberbia... al César - a no ser que el César tenga más caridad que la misma iglesia. Y este caso es aún peor. La Iglesia Católica ya no sería el César, sería el Mal mismo.
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