domingo, octubre 22, 2006

Liberarnos de nuestros propios miedos


La verdad nos hará libres, decía Jesús. También recuerdo su Sermón de la Montaña:

5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte, no se puede esconder.

5:15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos

Y muchos otros han dicho algo parecido. Hace poco encontré este pensamiento de la pionera en espiritualidad del perdón, Marianne Williamson:

Our deepest fear is not that we are inadequate. Our deepest fear is that we are powerful beyond measure.

It is our light, not our darkness, that most frightens us. We ask ourselves, who am I to be brilliant, gorgeous, talented and fabulous? Actually, who are you not to be?

You are a child of God. Your playing small doesn’t serve the world. There’s nothing enlightened about shrinking so that other people won’t feel insecure around you.

We are all meant to shine, as children do. We are born to make manifest the glory of God that is within us. It’s not just in some of us, it’s in everyone.

And as we let our own light shine, we unconsciously give other people permission to do the same. As we are liberated from our own fear, our presence automatically liberates others.


La mayor parte de los seres humanos viven en diferentes tipos del clósets: algunos guapos se creen feos, algunos inteligentes se creen tontos, algunos con buen alma se creen indignos de tenerla, algunos simplemente se creen todo menos lo que son, y lo que somos a fin de cuentas es seres humanos... Repito la última frase del pensamiento de Williamson: "A la vez que dejamos que brille nuestra propia luz, damos inconcientemente permiso a otras personas para hacer lo mismo. A la vez que nos liberamos de nuestros propio miedo, nuestra presencia automaticamente libera a otros."

A menos miedo, mayor brillo, y a mayor brillo de uno, mayor brillo de todos. Pues a tener menos miedo, a salir de nuestros clósets personales, a brillar, que el tiempo de liberar a la humanidad de sus ataduras apremia...

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