Hombres y mujeres homosexuales han esperado siglos para que un mejor día amanezca en sus vidas, siendo perseguidos desde por la Inquisición hasta por los régimenes de Hitler, Franco y Castro. Martha Nussbaum recuerda en Sex and Social Justice (un espléndido trabajo sobre filosofía política y género) algo que ocurrió en 1960:
"En 1969, E.M. Foster escribió una nota final para su novela Maurice, escrita en 1913, para explicar porqué la novela todavía no podía publicarse. La razón, él dijo, era de la felicidad de los personajes centrales: "Si terminara de manera infeliz, con un joven colgando de una nariz o con un pacto suicida, todo estaría muy bien, ya que no hay pornografía ni seducción de menores. Pero los amantes se van sin castigo y consecuentemente recomiendan crimen." La sociedad americana de los 1990s, como la de la Inglaterra de Foster de los 1960s, parece dispuesta a tolerar, aunque con quejidos, la existencia de lesbianas y gays - a menos de que no tengan felicidad, es decir (como una condición necesaria mínima), su gozo en capacidad igualitaria en todas las principales áreas de la vida reguladas por la ley y la política pública."
Se supone que gays y lesbianas no pueden ser felices, por eso no me sorprende que Alternativa defienda - y con ella muchos grupos lgbt que mantienen internalizada su homofobia - la desigualdad para ellos y ellas. Y es que esta semana en varios actos, Alternativa encabezara una campaña por la iniciativa de sociedades de convivencia, nueva forma de guetto (ahora legal) que legítima ahora con todas las de la ley el apartheid sexual, y se alejan del artículo primero constitucional. Mientras el mundo avanza: en diciembre Sudáfrica - ese país tan rico y de primer mundo verdad? - legaliza el matrimonio civil para todos, hoy la Suprema Corte de Nueva Jersey quizá haga lo mismo (Holanda, Bélgica, Canadá y España ya lo han hecho. El partido socialista francés planea lo mismo) La dirección del viento se siente, y en Alternativa y el PRD van en dirección contraria, hacia el pasado...
"En 1969, E.M. Foster escribió una nota final para su novela Maurice, escrita en 1913, para explicar porqué la novela todavía no podía publicarse. La razón, él dijo, era de la felicidad de los personajes centrales: "Si terminara de manera infeliz, con un joven colgando de una nariz o con un pacto suicida, todo estaría muy bien, ya que no hay pornografía ni seducción de menores. Pero los amantes se van sin castigo y consecuentemente recomiendan crimen." La sociedad americana de los 1990s, como la de la Inglaterra de Foster de los 1960s, parece dispuesta a tolerar, aunque con quejidos, la existencia de lesbianas y gays - a menos de que no tengan felicidad, es decir (como una condición necesaria mínima), su gozo en capacidad igualitaria en todas las principales áreas de la vida reguladas por la ley y la política pública."
Se supone que gays y lesbianas no pueden ser felices, por eso no me sorprende que Alternativa defienda - y con ella muchos grupos lgbt que mantienen internalizada su homofobia - la desigualdad para ellos y ellas. Y es que esta semana en varios actos, Alternativa encabezara una campaña por la iniciativa de sociedades de convivencia, nueva forma de guetto (ahora legal) que legítima ahora con todas las de la ley el apartheid sexual, y se alejan del artículo primero constitucional. Mientras el mundo avanza: en diciembre Sudáfrica - ese país tan rico y de primer mundo verdad? - legaliza el matrimonio civil para todos, hoy la Suprema Corte de Nueva Jersey quizá haga lo mismo (Holanda, Bélgica, Canadá y España ya lo han hecho. El partido socialista francés planea lo mismo) La dirección del viento se siente, y en Alternativa y el PRD van en dirección contraria, hacia el pasado...
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