lunes, noviembre 24, 2008

El futuro de Banamex

Juan Enríquez Cabot, empresario y profesor de negocios en Harvard escribe hoy en Reforma sobre el futuro de Banamex. Copio:

Citi...

Juan Enríquez Cabot



Pese a sus 200 millones de cuentahabientes en 106 países, agoniza el otrora banco más poderoso del mundo, Citibank. Este caso refleja la crisis financiera global, sus causas, efectos, personalidades. Hay que entender esto porque ésta es una crónica de muerte anunciada. Y hay que entenderlo porque nos podría afectar. Entre otras cosas Citi es dueño de Banamex...

Los problemas de Citi llevan años. Una expansión sobreambiciosa, liderada por Sandy Weill, creó un conglomerado disperso y difícil de entender y administrar. Nadie sabía exactamente que hacía otra parte de esta telaraña. Nadie sabía dónde había riesgo o de qué tamaño era el lío potencial.

Un ejemplo claro fue la decisión de comprar un hedge fund llamado Old Lane Partners en julio del 2007. Manejaba este nuevo fondo un hindú bastante vival llamado Vikram Pandit, quien logró vender su nuevo juguetito a Citi por modestos 800 millones de dolarucos. En lo personal sólo se llevó 165 millones. Pero lo más dañino no fue la venta, sino que Pandit se incorporó al banco y empezó a escalar...

Para Citi, la compra no resultó muy exitosa que digamos, a los 11 meses cerró el fondo que tan caro había comprado. Pero esto de ninguna manera detuvo la carrera de Mr. Pandit. Al contrario. Mientras más problemas demostraba su fondo, más poderoso se volvía dentro de Citi Pandit. Y mientras peor le iba al banco, más subía Pandit. Llegó a la cima de Citi, lo nombraron presidente y director general de lo que fue una de las instituciones financieras más grandes del planeta.

Después de desastre tras desastre, las acciones de un banco que dice controlar dos trillones de dólares en activos cayeron cual piedra. De valer 274 billones (gringos), hará menos de dos años, las acciones de Citi cerraron este viernes en 20 billones y cacho. Pongamos esta cifra en contexto: en 2001 Citi compró Banamex por 12.5 billones.

Como tantos, Citi insistió en negar todo. Todo estaba bien, pequeño ajuste, no hay por qué preocuparse. Pero en la medida en que caían y caían las acciones Citi tuvo que recurrir a papá gobierno solicitando 25 billones. Otra vez pongamos esta modesta cifra en contexto: es más o menos 12 por ciento de todo lo que gastará el gobierno federal mexicano en 2009.

No funcionó. El banco, y Pandit, siguieron sin transparentar costos, gastos, préstamos. Wall Street siguió mandando un mensaje consistente: no te creo. La semana pasada el banco recortó 52 mil empleos a nivel mundial. Gente que ni debía ni temía perdió casi todo, empleo y valor acumulado de sus acciones. Normalmente esto divierte a Wall Street y las acciones suben. Pero en este caso no. En los siguientes tres días cayeron otro 30 por ciento.

El jueves pasado las acciones de Citi cayeron otro 26 por ciento. La peor pérdida, en un solo día, en la historia del banco. El viernes Pandit buscó refugio en Arabia. Convenció al príncipe Alwaleed, de Arabia Saudita, y otrora uno de los hombres más ricos del planeta, que invirtiera 300 millones. Alwaleed declaró tener absoluta y completa confianza en Mr. Pandit y en Citi. Wall Street reaccionó de manera positiva... durante 20 minutos. Acto seguido las acciones siguieron en picada cayendo un modesto 20 por ciento adicional, en un solo día. En junio del 2007 una acción de Citi valía 54 dólares. Hoy abre a 3 y fracción.

Vikram aseguró el viernes que no va a vender o deshacer la compañía. Que todo es culpa de especuladores (Quizás recordando que, como López Portillo, va a defender a Citi como un perro). Mientras tanto quien paga parte de los platos rotos es quien paga impuestos en Estados Unidos. Dado que el gobierno ya le metió 25 billones, digamos que hasta la fecha la operación no ha sido operación especialmente exitosa; el banco cerró el viernes valiendo 20.5 billones. O sea, el banco, en total, vale hoy 20 por ciento menos que el total del rescate... Ahora el banco quiere más. Este fin de semana. Antes del lunes por favor.

Todo esto sería entretenido y anecdótico si no fuera porque Citi es dueño de uno de los dos bancos claves de Mexicalpan de las Tunas, Banamex. Habría entonces que reflexionar un cachito: esta vez, por primera vez en mucho tiempo, los banqueros mexicanos no tienen vela en el entierro. No abusaron del sistema. Pero los dólares y las ganancias de Banamex fluyen y fluyen. Al grado que hoy este modesto país aporta una parte clave de los ingresos de Citibank.

Esto significa que hay cada vez menos créditos por acá. Y más presión sobre el peso, al convertirse tanta ganancia en dólares. Es posible que la situación de Citi se vuelva tan extrema que sea necesario empezar a desmembrar a rajatabla. Y en este caso habría que estar listo para comprar. Por lo cual el gobierno debería estarse haciendo la siguiente pregunta: si se diera la oportunidad, ¿quién(es) debería poder comprar este banco? ¿Bajo qué condiciones? ¿Se usaría la oportunidad para reducir el pago del pequeñísimo errorcillo de diciembre, que seguimos liquidando? ¿Quién, o quiénes, entre los empresarios mexicanos es capaz de manejar responsablemente un banco, sin reendeudar al país y sin volver a demandar un 18 por ciento del PIB como pago por "errores cometidos"?

Capaz que no se da esta oportunidad, que Citi no sólo sobrevive sino se mejora sustancialmente. Pero capaz que no. Y capaz que ésta es una decisión que habría que tomarse en unas semanas, si no es que días. Calderón y sus secuaces cometerían gran y criminal error si politizan esta decisión o si permiten que se refuerce el oligopolio de una de las cinco familias. Hay gente con talento y capacidad para competir internacionalmente. Ésta es la gente que debe controlar uno de los grandes bancos de México. En una decisión tan importante, el proceso debe ser abierto y transparente. Porque tan serio sería dejar de otorgar crédito a quien lo merece como lo sería otorgar crédito y control a quienes han violado una y otra vez la confianza de quienes depositan sus ahorros en nuestros bancos...


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