martes, junio 12, 2007

El poder del desorden digital - ordenado

Ayer Reforma publicó un muy buen texto de Juan Enriquez Cabot, titulado "Desorden". En este recomienda un libro y un gran blog, que no pueden dejan de leer y ver. Copio unos fragmentos:

"... David Weinberger en su libro Todo es misceláneo muestra el poder que puede surgir del desorden. Empieza describiendo la diferencia entre buscar un libro ayer y hoy. En biblioteca tradicional uno se empotraba frente a gran estante de tarjeteros llenos de hojitas de 3 x 5. Cada hojita contenía número para encontrar el libro físicamente en interminables entrepaños. Se añadía un mínimo de información: título, autor, editorial, cuándo, datos ultrarresumidos sobre el libro. Al ordenar se pierde casi todo contexto e información...


Hoy es al revés. Y por eso el valor y poder del nuevo desorden. Al encontrar un libro en la red uno no sólo encuentra un numerito, oración, microdescripción. Uno puede, muchas veces, leer una descripción larga, un capítulo o inclusive libro competo. Y no sólo se cubre lo que contiene el libro. También encuentra uno reacciones, comentarios, adiciones, críticas de todo quien guste compartir opinión. Hay innumerables caminos adicionales a seguir, libros similares, argumentos opuestos, ideas relacionadas, otros libros del mismo autor o de sus críticos. En la red la hoja de catálogo del libro original acaba siendo bastante más grande y completa que el libro en sí...


La fuerza de este desorden surge de la cantidad de información. Se puede incluir más y más sin tener que decidir de inmediato exactamente cómo ordenar, relacionar, acomodar y editar. Es exactamente lo opuesto de intentar colocar toda la noticia e información más relevante del día en la primera plana de un periódico.


En términos sociales esto lleva a dos tipos de autoridad muy diferente. Una es la autoridad del que sabe, quien tiene la respuesta, del experto. Weinberger usa el ejemplo del consejo de editores de la Enciclopedia Británica. Su fuerza y autoridad deriva de juntar a expertos, rechecar cada dato, editar un tema nuevo durante meses antes de incluirlo. Salen tomos gigantescos, magistrales, conocimiento permanente. Éste es aprendizaje pasivo. Nosotros sabemos y te transmitimos conocimientos. Créenos y absórbelos.


En cambio la enciclopedia más grande del mundo, Wikipedia, nunca se ha llegado a imprimir. Escriben y editan todos quienes gusten. Incluye infinidad de artículos que comienzan diciéndote cosas como: "la neutralidad y datos contenidos en este artículo están en disputa", "La veracidad de este artículo ha sido cuestionada", "Esto se lee como un anuncio comercial", "Esto suena a sermón". Uno mismo lee y discrimina. Uno piensa y a veces corrige. Cualquiera puede leer, editar, componer, corregir. Cualquier debate, desacuerdo, edición sobre un tema es público. Curiosamente este desorden en vez de minar la autoridad de la enciclopedia en su conjunto acaba fortaleciendo su credibilidad.


Resulta que el trabajo de muchos es por lo menos tan bueno como el de unos cuantos expertos. Un estudio en la revista Nature provocó apoplejía en el mundo enciclopédico tradicional. El número de errores en la enciclopedia publica gratuita es comparable al de las grandes enciclopedias privadas. Pero la corrección de errores se lleva a cabo en horas, no años. Al no pretender, asumir o prometer perfección sino mejoramiento constante, un medio nuevo crece como hierba. Mientras tanto periódicos, editores tradicionales, noticieros en grandes cadenas de TV y enciclopedistas cortan y recortan personal, artículos, corresponsales especiales y extranjeros.


Organizaciones desordenadas, muchas veces temporalmente desautorizadas, hacen todo lo posible para evitar ser, o parecer ser, palabra final y autoridad determinante. Pero paradójicamente el mismo desorden, la falta de jerarquía, la arquitectura abierta que permite a cualquiera contribuir, generan un nuevo concepto de autoridad cada vez más legítimo y poderoso. Al participar cada vez más, la desorganización se vuelve organización cada vez más poderosa. Wikipedia hoy contiene 15 veces más artículos que la Enciclopedia Británica.


Google logró lo mismo con sus mapas. No sólo te permite observar cada país, cuidad, colonia, cuadra y casa del planeta sino que permite que cualquier gente programe cualquier información relevante sobre cualquier mapa. ¿Quieres saber qué tan difícil es, según el Banco Mundial, llevar a cabo negocios en cualquier país del mundo? ¿Quiénes donaron fondos en la pasada elección de Estados Unidos? ¿Qué vale una casa específica en EU o Canadá? ¿Cuántos crímenes ocurrieron, de qué tipo, cuándo y por cuadra o código postal en Chicago? Todo los puedes encontrar en http://googlemapsmania.blogspot.com/


Mientras más desorden, información y datos, mayor posibilidad de encontrar algo relevante, útil, aplicable. La expresión extrema de esto es la red misma. Abierta, sin editores, con reglas mínimas, en cinco años nuevo invento se volvió la biblioteca más grande en la historia de la humanidad. Para luego empezar a crecer en serio...

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