En 1991, la sonda espacial Voyager llegó a 4 mil millones de millas de distancia, y desde allá le tomó una fotografía a su punto de partida y la reenvió a la NASA. ¿Qué mostró? En palabras de Carl Sagan: una pálida mancha azul. Claro, frente a un glacial mar negro. Somos un oasis es un desierto enorme de oscuridad, donde la vida no solo ha crecido, sino a ritmo de sumas no cero ha creado inteligencia y civilización, que a su vez es muy muy fragil. Ojalá nos valoremos un poco más...
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