domingo, mayo 25, 2008

Ciencia y Caridad

De Pablo Ruiíz Picasso, pintado a sus 16 años para un concurso donde gana mención de honor. Hoy se encuentra en el Museo Picasso de Barcelona. Copio de Fisterra:

Pocos días antes de ir a pasar las vacaciones a Málaga en 1896, la familia Ruiz se trasladó a un piso de la calle Merced, número 3, y don José alquiló para su hijo un estudio en la calle de la Plata, número 4, situado a mitad del trayecto del domicilio paterno a la Lonja. Así, al iniciarse el curso de 1896-97, Pablo, a sus quince años, ya tenía un taller propio. En él pintó, en 1897, su primera gran obra, Ciencia y Caridad.

El tema, la idea y la composición de la obra partieron de don José y en ella quedan reflejadas las influencias de la época: la búsqueda del efecto luminoso heredado del impresionismo, pero también cierto provincialismo, se mezclan con la intención social y humanitaria de algunos modernistas. En el colorido, también se ven dos tendencias: la paleta académica de ocres y marrones acoge tonos «fin de siglo», como son el malva, lila y blanco. La escena representa un médico tomando el pulso a una enferma postrada en la cama de una modesta alcoba; al mismo tiempo, una monja le ofrece un tazón sosteniendo a su hijo. La rigidez y estructura de la obra contrasta con la libertad de los bocetos preparatorios, que se guardan, salvo uno, en el museo (110.099, 110.089, 110.229, 110.214 y 110.046 R). Para la figura del médico, posó el padre del artista; para la enferma, una pordiosera que pedía limosna en las inmediaciones del estudio y que fue contratada con el niño a dos duros por sesión, más los regalos y golosinas que le diesen al pequeño. El hábito de hermana de la caridad fue facilitado por sor Josefa González, de la comunidad de San Vicente de Paúl, que había sido atendida médicamente en algunas ocasiones por don Salvador.

Picasso presentó Ciencia y Caridad a la Exposición General de Bellas Artes de 1897 celebrada en Madrid con el nº 944 del catálogo oficial, donde constaba como discípulo de Muñoz Degrain, y obtuvo una mención de honor. El presidente del jurado de la sección de pintura era Modesto Urgell (que era profesor interino en la Lonja) y los vocales eran Luis Sainz, José Nogales, Serafín de Avendaño y Manuel Ramírez. Entre los pintores participantes, destacan: J. Mir, L. Masriera, Sorolla, Darío de Regoyos, Ramón Casas, Matilla. Las medallas de primera clase fueron conseguidas por Ignacio Pinazo y Sebastián Gessa. La temática elegida por Picasso debía ser del agrado del jurado, ya que el cuadro Caridad del gallego Jenaro Carrera Femández (1874-1902) obtuvo también una mención honorífica.

Según cuenta Sabartés, Picasso le dijo: «en las manos se ven las manos, decía mi padre». Y por lo visto esta máxima era compartida por parte de la crítica, ya que para desmerecer el éxito oficial del joven pintor, un periodista jocoso publicó la siguiente quintilla:

«Siento ante tanto dolor reírme como un bergante, pero el caso es superior. ¡Pues no está el señor doctor tomándole el pulso a un guante!»

Esta composición, que parece había sido premiada con una medalla de oro en la exposición provincial de Málaga, fue regalada al tío Salvador y estuvo colgada en su casa hasta 1918, posiblemente como agradecimiento a su protección y mecenazgo.

El mismo año que Pablo conseguía estos galardones en certámenes oficiales, se produjo, en Barcelona, un acontecimiento que sería de gran importancia para Picasso en el período siguiente: el 12 de junio de 1897 se inauguraba el café-cervecería de Els Quatre Gats, donde se reuniría la «intelligentzia» catalana y modernista.

Autora: Rosa Mª Subirana. Directora del Museo Picasso

Museo Picasso, en Grandes Pinacotecas. Museos de España, nº 1. Eds. Orgaz SA. Madrid, 1979.


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