martes, mayo 27, 2008

¿Cuál es la diferencia entre tecnología y magia?



(Arriba: Imagen tomada de la película 2001: Odísea del Espacio; en medio, imagen tomada de la serie Lost, donde la premisa es la posibilidad de viajar en el tiempo. Abajo: la estructura interna del LHC, un anillo de varios kilometros en la frontera entre Francia y Suiza.)




El recientemente fallecido Arthur C. Clarke, autor de 2001 Odisea del Espacio (novela que luego sería película), decía que la "alta tecnología" no se distinguía de la magia. El problema es saber qué es alta tecnología para alguien. Hay crónicas que cuentan que parte del público salía de los primeros cines cuando aparecía una locomotora. Existía una disonancia cognitiva con lo que entendían por "realidad".

Disonancia donde el cine ha sido el gran maestro: mucha gente salía de ver Cloverfield con mareo y vómito, pero no solo eso, muchos decían que la película parecía un documental. El cinema verité del siglo XXI. Si Cloverfield les gustó, este vídeo de un celular satánico no los defraudará. Y es que hasta el vídeo ya no es prueba de verdad... ¿o de mentira? Y es que el celular es hoy el talismán más preciado de nuestras posmodernas vidas. ¿O cómo entender el caso de los celulares fantasmas?

¿Cómo explicar entonces películas tecno mágicas como Encuentros Cercanos, Poltergeist, o más recientemente El Aro? Erik Davis dice que la tecnología es hoy el corazón mismo de la cultura global, y que por ende vivimos una tecnocultura, pero también escribe en Techgnosis que la tecnología está escrita, formada desde hace siglos con una narrativa mágica. Escribe en su libro:


"Almost everywhere one turns these days, one finds signs of this "metaphysical economy," the sparkling mirror image of Marx's insistence on the ultimately material basis of wealth and value. The pleroma returns as the world's financial markets, where money ascends into angelic orbit, magically multiplying itself in a weightless casino of light pulses and symbolic manipulations. While corporations, cabals, and networks of trade and dataflow now overlay the territorial and social borders of nations, some thinkers believe that the information economy actually transcends, rather than simply extending, the previous material economies of industry and agriculture. As the technology futurist George Gilder put it, "The central event of the twentieth century is the overthrow of matter...The powers of mind are everywhere ascendant over the brute force of things." This technological dualism is perhaps most starkly reflected in the world economy's myopic and cavalier relationship toward the biosphere itself, the material matrix of trees, water, wetlands, and toxins within which our bodies remain inextricably embedded...."

Al respecto también escribe Jeff Wells en su blog:

"I've always found it difficult to conceive that a third of the static on a television set tuned to an unallocated channel is cosmic radiation. I mean, it's in my home. How can something so familiar do something so incredible? I know TVs, radios and other electronic devices pick up "stray electromagnetic waves," but it doesn't seem right somehow that the same instrument on which I can watch another Seinfeld rerun also presents the decaying of photons from our universe's roiling moment of creation..."




Y este siglo apenas comienza: en un mes (cerca de la mágica fecha del solsticio de verano) echan a andar en Suiza el Large Hadron Collider, o el gran colisionador de partículas, con el cual esperan comprobar si existe Higgs (interesante que lo llaman la "partícula de Dios", una micropartícula de la materia, y si existe, se completa una gran teoría sobre la estructura del universo. Conocer por fin la llamada teoría de la gran unificación nos daría un poder inmenso, y quien sabe si deseable, teoricamente la posibilidad de viajar en el tiempo.

Es llamativo, por así decirlo, que el anillo donde se verificará todo esto tiene un diseño octagonal (si son fans de Lost conocen bien esa figura) uno de los diseños más usados en la arquitectura religiosa, como en el Templo de la Cupula de la Roca en Jerusalén en la cupula de la catedral de Florencia, diseñada por Brunelescci, famoso arquitecto beneficiado por los Medici. Dinero, tecnología, magía, entretenimiento... siempre han estado juntos. El show debe continuar, y eso es algo que un mago poderoso lo sabía, como el Mago de Oz.


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