¿Qué tiene ver lo que comes con el cambio climático global? Mucho, afirma una creciente coalición entre grupos ambientalistas y por los derechos de los animales, que hoy perfila el New York Times en su sección de negocios. Y parecen tener argumentos. Un estudio reciente de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) encontró que la industria agroalimentaria que cria y procesa animales produce más gases invernadero que la industria de transportes. La Human Society de Estados Unidos afirma en un anuncio (que puse arriba) que el reducir el consumo de carne, huevo y productos lacteos (especialmente en países ricos) en la dieta personal es la mayor forma de reducir la emisión de este tipo de gases a la atmósfera.
PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) es un poco más atrevida y reta a Al Gore a apoyar el activismo a favor del vegetarianismo. En muchos temas no coincido con PETA (¿porqué no usar piel de animales que no están en peligro de extinción? Muchas comunidades indígenas andinas viven de vender abrigos de vicuña por ejemplo) pero creo llevar una vida no tan carnivoca no sólo es buena para la salud, sino para la Tierra.
PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) es un poco más atrevida y reta a Al Gore a apoyar el activismo a favor del vegetarianismo. En muchos temas no coincido con PETA (¿porqué no usar piel de animales que no están en peligro de extinción? Muchas comunidades indígenas andinas viven de vender abrigos de vicuña por ejemplo) pero creo llevar una vida no tan carnivoca no sólo es buena para la salud, sino para la Tierra.
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