Gabriela Cuevas / Las razones de la delegada
(5 agosto 2007).- A dos semanas de que el jefe de Gobierno del DF anunciara el proyecto para edificar la torre más alta de América Latina a un costado del Bosque de Chapultepec, el debate no ha cesado; por el contrario, ha sido alimentado por mitos y realidades que resulta necesario desenredar para ver el trasfondo de este proyecto.
Días antes del anuncio conocí el proyecto y manifesté a los desarrolladores mi postura: no aceptaremos que se destruya o se construya edificación alguna por encima de la ley en Miguel Hidalgo. Esa postura no ha cambiado desde ese primer día ni cambiará en lo futuro.
Los promotores (privados y gubernamentales) del proyecto señalan que la construcción de la torre generará 4 mil 500 empleos durante la construcción y 600 empleos fijos una vez inaugurada, y que representa una inversión de 600 millones de dólares para la ciudad.
Ambas aseveraciones son un mito, pues se ha revelado que la inversión tendrá como destino Holanda (en el proyecto arquitectónico) y China (adquisición de acero para la estructura).
La creación de empleos resulta cuestionable, pues ni serán permanentes ni serán de calidad. Probablemente algunos corporativos o multinacionales se mudarán a la nueva torre, trasladando a su personal, sin que ello implique contrataciones nuevas. La verdad es que no se ha anunciado que este proyecto atraiga inversión extranjera directa con la generación de empleos permanentes y de calidad.
En la Delegación Miguel Hidalgo trabajamos para atraer inversiones y generar empleos, al tiempo que ejercemos el gobierno para recuperar la calidad de vida de nuestros vecinos.
Lo legal
Mito: la ley se puede cambiar pues "una no es ninguna" y una excepción no afecta a nadie.
Realidad: sólo en la medida en que existe un marco legal respetado por todos -incluyendo la clase política- se genera confianza y certidumbre para todas las partes: a los vecinos les garantiza que no van a construir algo ilegal junto a sus hogares o negocios; a los desarrolladores, que no habrá autoridades corruptas que quieran extorsionarlos para otorgarles permisos o terminaciones de obra; a los compradores o arrendatarios, que no comprarán o rentarán una residencia u oficina que posteriormente enfrentará problemas legales.
Este proyecto viola el Programa Parcial de Desarrollo Urbano para Lomas de Chapultepec vigente desde 1992, y la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos. Aquél, por cuanto no cumple con el uso de suelo, altura, densidades y restricciones; y ésta por cuanto implica la demolición del inmueble "Súper Servicio Lomas", que fue construido por el arquitecto Vladimir Kaspé en 1952, y que se encuentra enlistado por el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Lo urbano
Mito: reordenamiento urbano significa salpicar caprichosamente una ciudad de rascacielos gigantescos.
Realidad: el reordenamiento urbano comienza por un ejercicio de planeación urbana a mediano y largo plazos, que involucre a expertos y vecinos. De este ejercicio debe emerger un plan de desarrollo urbano, como el que existe hoy día para la capital, sus delegaciones y colonias.
Reordenar es volver a ordenar, no poner el desorden. Reordenar no significa favorecer a un grupo de particulares creando usos de suelo "bajo pedido". Difícilmente se podrá justificar de forma legítima que no se otorguen similares privilegios a cualquier otro grupo o individuo que igualmente atraerían inversión y empleo de contar con tan favorables circunstancias. Y en caso de hacer justicia en el otorgamiento de usos de suelo a todos, el resultado sería el total caos -y no ordenamiento- urbano.
Lo político
Mito: oponerse a la violación de la ley y a la destrucción del patrimonio es cosa de política.
Realidad: mi postura ante esta megatorre es la misma antes y después de saber que el jefe de Gobierno la está cabildeando. Ni yo ni la ciudadanía exigimos el apego a la ley porque el señor Ebrard esté promocionando un proyecto, lo hacemos por convicción.
Mezquindad es pretender representar a la izquierda y querer festejar el Bicentenario con una torre de oficinas de lujo a la que muy pocas personas podrán ingresar. No sólo mezquindad e hipocresía, sino incoherencia y cinismo a plenitud.
El GDF debería aprender del gobierno federal, que celebrará el Bicentenario regalando a los habitantes de la capital un parque ecológico que impactará en la cultura ambientalista de generaciones futuras.
Realidad: el proyecto no es viable ni legal. Para realizarlo se requeriría que el INBA renunciase a la protección del valioso inmueble que actualmente ocupa este predio. También requeriría el aval de la ALDF para favorecer a una empresa cuyo director general (Jorge Gamboa de Buen) curiosamente fue jefe del actual Secretario de Desarrollo Urbano (Arturo Aispuro) y compañero de gabinete de Ebrard en épocas del ex regente Manuel Camacho, asesor de Andrés Manuel López Obrador, este último beneficiario de donativos de Grupo Danhos.
Realidad: este proyecto tendría un enorme impacto en la zona de Molino del Rey y la parte baja de las Lomas de Chapultepec. Por ello, la delegación valorará tanto los elementos técnicos del proyecto como las repercusiones urbanas, sociales, ambientales y de infraestructura, antes de emitir su opinión a la ALDF.
Pero la realidad más triste es que este proyecto sienta un precedente negativo para la sana convivencia social y la certidumbre de las inversiones, pues parece que el GDF negociará y hasta modificará la ley para privilegiar a sus amigos.
¿Ciudad con equidad o negocio para los cuates?
¿Primero los pobres o primero los más ricos?
Señor Ebrard, la ciudadanía espera -en acciones, no palabras- sus respuestas.
Días antes del anuncio conocí el proyecto y manifesté a los desarrolladores mi postura: no aceptaremos que se destruya o se construya edificación alguna por encima de la ley en Miguel Hidalgo. Esa postura no ha cambiado desde ese primer día ni cambiará en lo futuro.
Los promotores (privados y gubernamentales) del proyecto señalan que la construcción de la torre generará 4 mil 500 empleos durante la construcción y 600 empleos fijos una vez inaugurada, y que representa una inversión de 600 millones de dólares para la ciudad.
Ambas aseveraciones son un mito, pues se ha revelado que la inversión tendrá como destino Holanda (en el proyecto arquitectónico) y China (adquisición de acero para la estructura).
La creación de empleos resulta cuestionable, pues ni serán permanentes ni serán de calidad. Probablemente algunos corporativos o multinacionales se mudarán a la nueva torre, trasladando a su personal, sin que ello implique contrataciones nuevas. La verdad es que no se ha anunciado que este proyecto atraiga inversión extranjera directa con la generación de empleos permanentes y de calidad.
En la Delegación Miguel Hidalgo trabajamos para atraer inversiones y generar empleos, al tiempo que ejercemos el gobierno para recuperar la calidad de vida de nuestros vecinos.
Lo legal
Mito: la ley se puede cambiar pues "una no es ninguna" y una excepción no afecta a nadie.
Realidad: sólo en la medida en que existe un marco legal respetado por todos -incluyendo la clase política- se genera confianza y certidumbre para todas las partes: a los vecinos les garantiza que no van a construir algo ilegal junto a sus hogares o negocios; a los desarrolladores, que no habrá autoridades corruptas que quieran extorsionarlos para otorgarles permisos o terminaciones de obra; a los compradores o arrendatarios, que no comprarán o rentarán una residencia u oficina que posteriormente enfrentará problemas legales.
Este proyecto viola el Programa Parcial de Desarrollo Urbano para Lomas de Chapultepec vigente desde 1992, y la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos. Aquél, por cuanto no cumple con el uso de suelo, altura, densidades y restricciones; y ésta por cuanto implica la demolición del inmueble "Súper Servicio Lomas", que fue construido por el arquitecto Vladimir Kaspé en 1952, y que se encuentra enlistado por el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Lo urbano
Mito: reordenamiento urbano significa salpicar caprichosamente una ciudad de rascacielos gigantescos.
Realidad: el reordenamiento urbano comienza por un ejercicio de planeación urbana a mediano y largo plazos, que involucre a expertos y vecinos. De este ejercicio debe emerger un plan de desarrollo urbano, como el que existe hoy día para la capital, sus delegaciones y colonias.
Reordenar es volver a ordenar, no poner el desorden. Reordenar no significa favorecer a un grupo de particulares creando usos de suelo "bajo pedido". Difícilmente se podrá justificar de forma legítima que no se otorguen similares privilegios a cualquier otro grupo o individuo que igualmente atraerían inversión y empleo de contar con tan favorables circunstancias. Y en caso de hacer justicia en el otorgamiento de usos de suelo a todos, el resultado sería el total caos -y no ordenamiento- urbano.
Lo político
Mito: oponerse a la violación de la ley y a la destrucción del patrimonio es cosa de política.
Realidad: mi postura ante esta megatorre es la misma antes y después de saber que el jefe de Gobierno la está cabildeando. Ni yo ni la ciudadanía exigimos el apego a la ley porque el señor Ebrard esté promocionando un proyecto, lo hacemos por convicción.
Mezquindad es pretender representar a la izquierda y querer festejar el Bicentenario con una torre de oficinas de lujo a la que muy pocas personas podrán ingresar. No sólo mezquindad e hipocresía, sino incoherencia y cinismo a plenitud.
El GDF debería aprender del gobierno federal, que celebrará el Bicentenario regalando a los habitantes de la capital un parque ecológico que impactará en la cultura ambientalista de generaciones futuras.
Realidad: el proyecto no es viable ni legal. Para realizarlo se requeriría que el INBA renunciase a la protección del valioso inmueble que actualmente ocupa este predio. También requeriría el aval de la ALDF para favorecer a una empresa cuyo director general (Jorge Gamboa de Buen) curiosamente fue jefe del actual Secretario de Desarrollo Urbano (Arturo Aispuro) y compañero de gabinete de Ebrard en épocas del ex regente Manuel Camacho, asesor de Andrés Manuel López Obrador, este último beneficiario de donativos de Grupo Danhos.
Realidad: este proyecto tendría un enorme impacto en la zona de Molino del Rey y la parte baja de las Lomas de Chapultepec. Por ello, la delegación valorará tanto los elementos técnicos del proyecto como las repercusiones urbanas, sociales, ambientales y de infraestructura, antes de emitir su opinión a la ALDF.
Pero la realidad más triste es que este proyecto sienta un precedente negativo para la sana convivencia social y la certidumbre de las inversiones, pues parece que el GDF negociará y hasta modificará la ley para privilegiar a sus amigos.
¿Ciudad con equidad o negocio para los cuates?
¿Primero los pobres o primero los más ricos?
Señor Ebrard, la ciudadanía espera -en acciones, no palabras- sus respuestas.
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