Los cónclaves son anómalos momentos de democracia en la Iglesia Católica. Antes los obispos eran electos por los sacerdotes de su región, pero ya no es así. Roma cada vez decide más cosas centralizando más y más poder en una era en la que lo que el mundo pide es subsidiaredad, uno de los principales principios de la Unión Europea por ejemplo. ¿Qué quiere decir? Que si una decisión se puede tomar mejor a nivel local, se tome así. Y algunos ya lo están pensando seriamente en la misma iglesia católica. Sólo falta que halla un Papa que decida regresar poder al pueblo. Ustedes se preguntarán cuál pueblo, si la iglesia es una jerarquía no es así? Sí y no. La iglesia católoca es gobiernada por una jerarquía patricarcal blanca - menos por un puñado - y gerontrocrática, sí, pero tiene un pueblo, los laicos. Y la palabra es muy adecuada: "laico" viene del latín "laos", pueblo. Los laicos son - somos - el pueblo de Dios. ¿Ojalá la jerarquía recordará eso más seguido no? Ojalá lo recuerden ahora que están encerrados en la capilla sixtina.
Unos números interesantes sobre el tiempo que han tomado las elecciones de los últimos papas:
1978. Juan Pablo II. Tres días y ocho votaciones.
1978. Juan Pablo I. Dos días y cuatro votaciones.
1963. Pablo VI. Tres días y seis votaciones.
1958. Juan XXIII. Cuatro días y once votaciones.
1939. Pío XII. Dos días y tres votaciones.
Llevamos un día - al lunes 18 de abril - y una votación. Veremos hasta dónde llegamos...
lunes, abril 18, 2005
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