Muchos afirman que la elección del ahora conocido como Benedicto XVI fue buena porque él guardará los dogmas de la iglesia. Aquí sería buena aclarar algo: lo que la iglesia debe guardar es el mensaje de Jesús, es decir el Evangelio. Cómo se instrumenta la comprensión del evangelio es otro asunto: si se va a transmitir por misionero a pie o en mula, por libros, radio, tele, internet, etc... La iglesia cambia, ha cambiado y cambiara la forma en que actualiza, encarna el evangelio al tiempo histórico del momento. Algunos ejemplos: Durante siglos la iglesia católica no habló en contra de la esclavitud, sino hasta el siglo XIX. Durante siglos la comprensión de la iglesia sobre el evangelio era que la Tierra era el centro de universo, Juan Pablo II le pidió disculpas a Galileo, y también a Darwin por la negación de la evolución. Antes la iglesia decía que paar esparcer al evangelio se valía matar en su nombre, por ellos las cruzadas; la iglesia también ya pidió perdón por ellas. La iglesia antes condenaba a los judíos por la muerte de Jesús, y ya les pidió perdón. Antes pensaba que era licita la tortura para salvar almas, el anterior Papa pidió disculpas por la Inquisición. Es decir: la comprensión de la iglesia del mensaje de Jesús avanza, nunca se detiene, no es estática sino dinámica. Pero el cambio por el cambio no es lo que importa. Comenta sobre ésto mismo Andrew Sullivan hoy:
THE ISSUE IS OXYGEN: The issue is not change itself. The Church has changed dramatically - and will continue to change dramatically. The issue now is whether the Church can even debate its own issues and future. Some caricatures of my position, for example, say that I oppose this Pope because I want the Church to endorse gay marriage. Puhlease. I cannot see any basis within Catholic theology for granting the sacrament of marriage to gay couples. Such a simple inclusion strikes me as completely out of bounds. What many of us are asking for is simply the ability for lay Catholics and indeed priests and theologians to be able to debate respectfully such pressing issues as mandatory celibacy for the priesthood, a less rigid biological understanding of the rights and dignity of women, and a real dialogue with gay Catholics about how we can practically live lives that reflect our human dignity and our profound human need for intimacy and sexual expression. We'd also like to see greater autonomy for national churches, a respect for political secularism, and a more open hierarchy that cannot get away with a criminal conspiracy to hide the widespread sexual abuse of children and teens. None of this is that radical in the context of change in the last fifty years. None of it is subject to infallibility. And what we object to is the arrogant notion that lay people - let alone theologians or priests - do not even have the right to raise these questions within a formal church context. But our opponents want to construct a straw man in which Ratzinger presents orthodoxy and critics represent revolution. The truth is almost the direct opposite. Ratzinger's views on freedom of thought within the church are deeply authoritarian; his views on what conscience is are totalitarian; his conflation of his own views with the Holy Spirit are offensive. But he is Pope now. And fairness suggests we should wait and see. I can only say that I do so with dread and fear."
Así es, la iglesia ha cambiado mucho en dos mil años, y lo seguirá haciendo. La pregunta es: ¿porqué no se permite desde la jerarquía que los laicos hagan preguntas? Hacer preguntas no es pecado, y al contrario, parece que Jesús valoraba en sus apostoles una fe activa, y no solamente receptiva. Pensar es un don que Dios da, y lo que él da seguramente es para que se aproveche, y aproveche bien. Pero muchos en la jerarquía temen al pensamiento crítico libre. ¿Será que temen más bien por su poder, por perder sus privilegios?
miércoles, abril 20, 2005
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