Así titula Enric Juliana su análisis sobre Joseph Ratzinger designado Papa para La Vanguardia. Un fragmento:
"La bondad implica también la capacidad de decir no". Esta frase -que muchos padres seguramente suscriben, hoy más que nunca- quizá evite la tentación de comenzar el perfil biográfico de Benedicto XVI afirmando, temerariamente, que la Iglesia católica, temerosa de no estar a la altura del legado de Juan Pablo II, asustada por el incierto curso del mundo y replegada sobre sí misma, ha optado por el Doctor No. Por el guardián de la ortodoxia que tantas veces ha dicho no en los últimos años: no al sacerdocio de las mujeres; no al reconocimiento de la homosexualidad como opción de la personalidad humana; no, por tanto, al reconocimiento de los matrimonios gays; no al laicismo como nueva religión contemporánea; no al relativismoc ultural; no incluso a cualquier pasión excesiva por la música rock: "Es una expresión de las pasiones elementales, que en las grandes manifestaciones musicales adoptan un carácter cultural; es un contraculto que se opone al culto cristiano..."
"... ¿Ha optado el cónclave por un pontificado frío, seguro y transitorio ante el riesgo de división y por miedo al futuro? ¿El pesimismo se está apoderando definitivamente del catolicismo? ("La Iglesia es una barca que hace aguas", dijo, ante la sorpresa general, en el último Via Crucis romano). El Papa Ratzinger, gótico en días barrocos, tiene la respuesta. En ocasiones los conservadores de hierro dan sorpresas."
Sorpresas nos da la vida, vaya que sí....
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